INTERNACIONAL Desde
Argentina a Rusia, pasando por California, España o Italia, los ciudadanos se
blindan para reducir el número de contagios y poner freno a la pandemia de
coronavirus, que sigue avanzando y ya dejó más de 10.000 muertos en el mundo,
la mitad de ellos en Europa. El Viejo
Continente sigue siendo el epicentro de la epidemia e Italia y España son,
respectivamente, los países con mayor número de contagios después de China. En
tan solo 24 horas, hubo más de 1.000 muertos en Europa, donde las medidas de
confinamiento decretadas por las autoridades no dan aún sus frutos.
En España,
el número total de muertos por coronavirus superó este viernes los 1.000 y ya
hay 20.000 contagios, según el director de emergencias sanitarias, Fernando
Simón.
Las
autoridades españolas han advertido de que por delante están "los días más
duros" y han contratado a miles de doctores jubilados, estudiantes de
medicina y enfermería o personal sanitario desempleado para que mejorar la
asistencia sanitaria a los enfermos.
Además,
abrieron un primer hotel transformado en hospital para contagiados con el fin
de "aliviar la presión" sobre los hospitales sobrecargados.
"No sabemos dónde colocar a los muertos"
Las imágenes
de grandes avenidas vacías y filas interminables en los supermercados, las
informaciones de hospitales desbordados y ancianos muriendo en soledad y los
consejos para hacer más llevadero el confinamiento y conciliar teletrabajo y
familia forman parte ya de la rutina de millones de personas en todo el mundo.
Unos 500
millones de ciudadanos del mundo viven actualmente confinados o sufren
restricciones de movimiento e intentan concienzarse de que el aislamiento es
crucial para que los contagios disminuyan. Este viernes, la región de Baviera
fue la primera de Alemania en decretar el confinamiento.
En Italia,
la situación sigue siendo especialmente crítica en el norte, donde las morgues
no tienen espacio para colocar los ataúdes y los envían directamente al
cementerio.
Hace días
que no se celebran bodas ni funerales y los sacerdotes, que acudieron a dar
apoyo a los enfermos, también se vez diezmados por la epidemia. Una docena de
curas falleció en Bérgamo, cinco en Parma y varios en Milán.
"Ya no
sabemos dónde colocar a los muertos. Utilizamos algunas iglesias. Todo esto
atañe los sentimientos más profundos", reconoció el obispo de Bérgamo,
monseñor Francesco Beschi, entrevistado por Vatican News.
En América
Latina, donde se han registrado 2.364 casos y 23 muertes, las medidas
restrictivas aumentan. Desde este viernes, Argentina está sometida a una
cuarentena obligatoria hasta el 31 de marzo. El presidente, Alberto Fernández,
prometió que las autoridades serán "inflexibles" y sólo se tolerarán
los desplazamientos imprescindibles.
Brasil cerró
todas sus fronteras terrestres salvo la uruguaya y prohibirá durante 30 días la
entrada al país de europeos, asiáticos y australianos. En Rio de Janeiro,
tarjeta postal del país, el acceso a las playas estará prohibido a partir del
sábado.
En México,
ocurre lo contrario: un juez federal ordenó al presidente Andrés Manuel López
Obrador que ordene medidas de prevención más fuertes para hacer frente a la
pandemia. El país tiene 164 casos confirmados y ya registró su primera muerte.
En
California, en Estados Unidos, los 40 millones de habitantes también recibieron
el jueves la orden de quedarse en sus casas.
Agua y jabón
Paralelamente,
aumenta la preocupación internacional por países pobres y con condiciones
sanitarias deficientes.
La ONU
estima que el 40% de la población mundial, es decir, 3.000 millones de
personas, carece de medios para lavarse las manos en casa porque no tienen un
acceso fácil al agua potable, no pueden comprar jabón o simplemente no son
conscientes de la importancia de esta práctica.
Sam Godfrey,
responsable de UNICEF, explicó que el coronavirus es por ejemplo para los
africanos "una enfermedad de ricos que acabará afectando sobre todo a los
pobres".
En una
especie de carrera contrarreloj, científicos, institutos de investigación y
empresas farmacéuticas se aplican en encontrar una vacuna frente al COVID-19,
pero habrá que esperar al menos un año para tenerla lista.
Y mientras
la pandemia pone en jaque a Europa, China envió un mensaje de aliento al resto
del mundo al anunciar el viernes, por segundo día consecutivo, que no registró
nuevos casos de contagio local pero reconoció que aumentan los casos de
contaminados importados.
Cada vez más
chinos intentan convencer a sus familiares en el exterior para que regresen al
país, convencidos de que es uno de los lugares más seguros del mundo frente a
la epidemia.
Pero el
retorno está lleno de dificultades: los vuelos a China ahora son pocos y muy
caros, el contagio es posible en el avión y, a su llegada, se les impone una
cuarentena.
En algunos
países de Asia se ha desplegado todo un arsenal de tecnologías innovadoras pero
también intrusivas, como brazaletes electrónicos o búsqueda digital de
itinerarios de casos sospechosos para garantizar que las personas respetan el
confinamiento.
En el ámbito
diplomático, China acusó el viernes a Donald Trump de "evadir sus responsabilidades"
después de que el mandatario estadounidense declarara que el mundo pagaba
"un alto precio" por la lentitud china a la hora de informar al mundo
sobre la epidemia.
También en
Asia, la llama olímpica llegó este viernes a Japón, donde el recibimiento
festivo previsto se redujo a la mínima expresión por la pandemia que ha puesto
los Juegos de Tokio en la cuerda floja.
Recesión
Este
viernes, las bolsas europeas abrieron con fuerte alza de más del 5%, a raíz de
la buena recepción de los inversores de las amplias medidas anunciadas por
bancos centrales y gobiernos para enfrentar la crisis económica provocada por
la pandemia.
Sin embargo,
esta crisis sanitaria puede sumir al mundo en una recesión financiera de
dimensiones aún desconocidas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT)
estimó que 25 millones de puestos de trabajo están amenazados por la pandemia
si no hay una respuesta internacional coordinada.
Para muchos
indocumentados, estas medidas anunciadas por Estados e instituciones
internacionales no solucionarán sus problemas, incrementados por el
coronavirus.
Es el caso
de James, colombiano sin permiso de trabajo en Estados Unidos, que perdió su
trabajo de mesero en un restaurante de Los Ángeles y está a dos semanas de
quedarse sin dinero para la renta y comer.
"Después
de dos años en este país estaba en un punto que sentía que estaba despegando,
organizándome y viene el coronavirus", lamentó. "Me toca casi que
volver a empezar". (Agencia ANDINA).
No hay comentarios:
Publicar un comentario