Por César Sánchez Martínez / LIMA
El Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP) está cumpliendo 83 años de vida institucional, constituyéndose en una de las organizaciones cristianas más relevantes del Perú, nación que posee el 14.1% de población evangélica según los resultados de los Censos Nacionales de 2017, aunque se debería considerar algún porcentaje más del 4.8% adicional que confesó tener “otra religión”, entre ellas la “religión cristiana no católica”.
El
CONEP se formó en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando era presidente
del Perú, Manuel Prado Ugarteche, quien gobernó al país en su primera administración,
en el mismo período de la contienda bélica, entre diciembre de 1939 a julio de
1945.
ANTECEDENTES
En
esos años, el país vivía una serie de conflictos sociales, muchos de ellos
generados por las fuerzas políticas que se enfrentaban. Prado gobernaba a nombre
de la Concentración General de Partidos, y aunque aún era un desconocido en la
política (más conocido era su hermano Javier Prado Ugarteche), había
participado en el Golpe de Estado de 1914 que depuso al ex presidente Guillermo
Billinghurst, quien era un férreo defensor de no permitir cambios en la
Constitución Política del Perú, menos de orden religioso. En esos años, la
Iglesia Católica tenía una fuerte influencia en la sociedad e instituciones, y
los otros credos no católicos eran consideradas como “herejías”.
El
golpe del 4 de febrero de 1914 generó un gobierno transitorio, liderado por el entonces
Crnel. EP Oscar R. Benavides, quien convocó a nuevas elecciones, ganando esos
comicios, el abogado, diplomático y político José Simón Pardo y Barreda, quien ya había sido mandatario en
el período 1904-1908, y ahora buscaba repetir un nuevo gobierno para el período
1915-1919. Pardo era hijo del primer presidente civil que tuvo el país, Manuel
Pardo y Lavalle y nieto del escritor Felipe Pardo y Aliaga.
Este hecho está vinculado al CONEP, porque se
estaba generando un consenso en la comunidad evangélica, integrada en ese entonces,
solamente por las denominadas iglesias históricas: Metodista, Anglicana,
Presbiteriana, Luterana, Bautista, Nazarena, Pentecostal, Las Asambleas de Dios
y la nacional IEP (Iglesia Evangélica Peruana), entre otros grupos religiosos.
Haciendo
un poco de historia, como había un enfrentamiento entre los miembros del
Congreso de la República y el Ejecutivo, la administración Billinghurst había
decidido cerrar el parlamento, pero en una jugada estratégica, un grupo de políticos,
apoyados por el director del diario La Prensa, Alberto Ulloa Cisneros; los
hermanos Javier, Jorge y Manuel Prado Ugarteche; el diputado opositor Arturo Osores;
el montonero, Augusto Durand y el coronel Oscar R. Benavides, dieron un golpe
de Estado.
MODIFICACIÓN CONSTITUCIONAL
En las primeras décadas del siglo XX, regía la
Constitución de 1860. Un par de años antes, con el apoyo de algunos líderes
sociales y congresistas librepensadores, se había iniciado la lucha por la
modificación del artículo 4to. de la Constitución en el Congreso que era adverso
a Billinghurst, pero que, luego del golpe, apoyaba a Pardo. Efectivamente,
después de tantas luchas, enfrentamientos, debates en las dos cámaras, y aún, algunos
actos de violencia, en noviembre de 1915, se aprobó la Ley 2193 que modificaba
el artículo 4to. de la Constitución, suprimiendo el texto final de la norma
referida a la libertad religiosa. Se suprimió la parte final que decía: “y no
permite el ejercicio público de otra alguna”. Quedando el artículo 4to.
solamente en: “La Nación profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana, y
el Estado la protege”. Con ello desaparecía la intolerancia a los cultos no
católicos. Ello ocurrió cuando era presidente del Congreso, el senador Rodrigo
Peña Murrieta.
Eso generó grandes expectativas en los
evangélicos. No es que el CONEP se fundó de manera directa en 1940, sino que
años antes, ya había reuniones y coordinaciones, con la finalidad de hacer un frente
común con las diversas denominaciones. Incluso, ya existían los colegios “América”
del Callao (Callao, High School, metodista, 15 de setiembre de 1891), “San
Andrés” (ex Anglo-Peruano, presbiteriano, 13 de junio de 1917) y “María
Alvarado” (ex Lima High School, metodista, 1906).
NUEVAS LUCHAS
Cuando las iglesias empezaron a realizar sus
cultos públicos, surgió la oposición e intolerancia religiosa, generalmente en
provincias. Aún estaba el Decreto Supremo del 4 de enero de 1945 que limitaba
la actividad religiosa no católica, a lugares cerrados. Ahí fue donde,
nuevamente se generó otra lucha, pero ahora liderada por el CONEP. Fue una
lucha de los evangélicos que culminó con la derogación del citado decreto.
Ya con libertad religiosa, empezaron a abrirse lugares
y casas para la predicación del evangelio. Varios grupos políticos apoyaron
esta iniciativa, entre ellos, los militantes del Partido Aprista Peruano. Pero,
cuando las iglesias abrían sus puertas al público eran apedreadas por los
vecinos, hasta los niños tiraban piedras en los techos. Ser evangélico era
sinónimo de “hereje”, “hijo del diablo” y otros adjetivos. En la mayor parte de
los casos, grupos liderados por sacerdotes, apedreaban a los locales de las
iglesias y las casas del pastor, misionero o creyente alguno, eran blancos
perfectos de ataques callejeros. Había mucha ignorancia acerca del evangelio,
incluso entre los creyentes de la época. Muchas iglesias cerraban sus locales,
pero el evangelio de Jesucristo seguía impactando y cambiando vidas. Un rol
importante juega aquí la Sociedad Bíblica Peruana fundada en 1946, institución
que traduce, interactúa y distribuye Biblias en todo el país, incluyendo las
traducidas al quechua y porciones bíblicas en lenguas aborígenes y étnicas.
Ayudó también su influencia en la sociedad, la
elección en 1956 del primer ciudadano evangélico como diputado. Se trataba de
José Ferreira García, quien llegó a ser senador por el Partido Aprista Peruano
y miembro de la denominación IEP. Tribunos como Armando Villanueva del Campo se
referían a él como “obispo senador”, y el patricio Javier Valle Riestra,
simplemente le decía “Reverendo García”. Años antes había conocido a Víctor
Raúl Haya de la Torre en la Universidad de Oxford en Londres, cuando fue a
escuchar una cátedra sobre literatura hispanoamericana, dictada por el fundador
del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana).
Con el tiempo, llegaron nuevas misiones y se abrían
iglesias, colegios, hospitales y organizaciones no gubernamentales de
desarrollo social con orientación evangélica, entre ellas Radio del Pacífico, “una
señal de tranquilidad para un mundo apresurado”. Los diarios publicaban artículo de connotados
evangélicos, y lideres como Luis Alberto Sánchez y Víctor Raúl Haya de la Torre
se convirtieron en docentes en el Colegio “San Andrés”. Otros ciudadanos
también fueron elegidos congresistas. Con las proyecciones y datos, podemos
afirmar que la iglesia evangélica representa quizá el 20% de la población en la
actualidad.
Cuando se creó el CONEP, se usaba la revisión
bíblica de 1909. La tradicional versión Reina-Valera de 1960 apareció 20 años
después de creado el CONEP. A inicios de los años 60 ésta nueva traducción era considerada
como una “Biblia hereje”, porque muchos de los creyentes se habían acostumbrado
a la versión de 1909, tal como ocurre ahora con traducciones RVC (Reina Valera Contemporánea)
y TLA (Traducción al Lenguaje Actual), que deberán influenciar en los
siguientes años.
El
CONEP es la institución que representa a las iglesias evangélicas del país ante
el Estado y la sociedad peruana. Está integrado por más de 130 organizaciones
entre iglesias, misiones y organizaciones de servicio que desarrollan su labor
pastoral y misionera en todo el territorio nacional.
Como
se afirma, asimismo, la misión de la institución es promover el encuentro, el
diálogo y la cooperación de la comunidad evangélica para la acción conjunta al
servicio de la iglesias y el país.
Su
visión está posicionada por su capacidad proactiva para contribuir a la
transformación del ser humano y la sociedad peruana, fundamentada en los
valores del evangelio del Reino de Dios.
En
la actualidad, el CONEP es un actor principal en la organización de las Ceremonias
de Acción de Gracias por el Perú, que cada año se realiza en coordinación con
la UNICEP y con el respaldo de las iglesias. También, realizan en la sede de la
SBP, los llamados “Desayunos Mensuales” donde abordan diversos temas para el
crecimiento y fortalecimiento de la iglesias.
CÉSAR SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Periodista, escritor y coach en Liderazgo y Desarrollo
Emprendedor. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la
Universidad ESAN.
Ha realizado estudios de especialización, diplomados, programas
internacionales en temas de su especialización en varios países.
Ha sido director y editor de los periódicos Correo, Microfinanzas,
Pura Verdad, La Prensa, y La Razón. Es autor de cuentos, relatos y dramas,
algunos de ellos de influencia evangélica. Tiene más de un millar de artículos
publicados en diversos medios peruanos y del extranjero.
Es miembro de la Primera Iglesia Bautista del Callao desde hace 49 años, donde forma parte del Equipo Ministerial.
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