En todas las regiones se registrarán disminuciones en
2020 y 2021, y se espera que la caída más pronunciada se producirá en
Europa y Asia central (16 % y 8 %, respectivamente), seguida de Asia
oriental y el Pacífico (11 % y 4 %), Oriente Medio y Norte de África
(8 % y 8 %), África al sur del Sahara (9 % y 6 %), Asia meridional
(4 % y 11 %) y América Latina y el Caribe (0,2 % y 8 %).
Se
prevé que, en 2020, pese a la disminución prevista, las remesas sean aún más
importantes como fuente de financiamiento externo en los países de ingreso
mediano bajo. En 2019, los flujos de remesas hacia tales países alcanzaron un
máximo histórico de US$ 548,000 millones, cifra superior a los flujos
de inversión extranjera directa (US$ 534,000 millones) y a la
asistencia externa para el desarrollo (aproximadamente US$ 166,000 millones).
Se pronostica que la diferencia entre los flujos de remesas y la inversión
extranjera directa se amplíe aún más, ya que se espera que esta última sufra
una disminución más pronunciada.
Este
año, por primera vez en la historia reciente, es probable que el número de
migrantes internacionales disminuya a medida que se ralentice la migración
nueva y aumente la migración de retorno. Tras la suspensión de los
confinamientos nacionales, que dejaron a muchos trabajadores migrantes varados
en los países de acogida, se ha informado de flujos de migración de retorno
desde todas las partes del mundo. Es posible que el aumento del desempleo
derivado de las restricciones más estrictas en la concesión de visas para
migrantes y refugiados dé lugar a un mayor aumento de la migración de retorno.
Los
países de origen deben encontrar formas de apoyar a los migrantes que retornan
para que puedan reasentarse, encontrar trabajo o crear negocios. Es probable
que el brusco aumento de la migración de retorno resulte oneroso para las
comunidades (a las que regresan los migrantes), ya que estas deben proporcionar
instalaciones de cuarentena inmediatamente y brindar apoyo en materia de
vivienda, empleo y reintegración social a mediano plazo.
El costo mundial promedio
que supone el envío de US$ 200 fue de 6,8 % en el tercer
trimestre de 2020, en gran medida sin cambios desde el primer trimestre de
2019, de acuerdo con la base de datos sobre los precios de las remesas en el
mundo que mantiene el Banco Mundial. Esto representa más del doble del
3 %, la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que
debe lograrse antes de 2030. El costo más bajo se registró en Asia meridional
(5 %) y el más alto en África al sur del Sahara (8,5 %). Los bancos
son el canal más caro para enviar remesas (con un promedio del 10,9 %),
seguidos por las oficinas de correos (8,6 %), los operadores de
transferencias de dinero (5,8 %) y los operadores móviles (2,8 %).
A pesar de ser los más baratos, los operadores móviles y de
transferencias de dinero se enfrentan a obstáculos cada vez mayores a medida
que los bancos cierran sus cuentas para reducir el riesgo de incumplimiento de
las normas de lucha contra el lavado de dinero (ALD) y el financiamiento del
terrorismo (LFT). Para que estos canales permanezcan abiertos, especialmente
para los migrantes de bajos ingresos, las normas de ALD y de LFT podrían
simplificarse temporalmente para las remesas de pequeña cuantía. Además, el
fortalecimiento de las reglamentaciones sobre dinero móvil y los sistemas de
identidad mejorará la transparencia de las transacciones. Para facilitar las
remesas digitales sería necesario que tanto los proveedores de servicios de
remesas móviles como los remitentes y los receptores dispusieran de mejor
acceso a las cuentas bancarias.
El Grupo Banco Mundial (GBM), una de las principales fuentes de financiamiento
y conocimientos para los países en desarrollo, está adoptando medidas rápidas y de amplio alcance a fin de ayudar a los países en desarrollo a fortalecer
su respuesta frente a la pandemia. Respalda intervenciones
de salud pública, trabaja para garantizar el suministro de insumos y equipos
esenciales, y ayuda al sector privado a continuar sus operaciones y mantener el
empleo. El GBM proporcionará hasta US$ 160 000 millones durante
un período de 15 meses, que finalizará en junio de 2021, para ayudar a más
de 100 países a proteger a los sectores pobres y vulnerables, respaldar a
las empresas e impulsar la recuperación económica. Dicho monto incluye US$ 50,000 millones
correspondientes a nuevos recursos de la Asociación Internacional de Fomento
(AIF) en forma de donaciones y préstamos en condiciones sumamente
concesionarias, y US$ 12,000 millones para ayudar a los países en desarrollo a financiar la compra y distribución de vacunas
contra la COVID-19.
ASIA ORIENTAL Y EL PACÍFICO
Debido
a las repercusiones negativas de la COVID-19, se prevé que en 2020 los
flujos de remesas a la región de Asia oriental y el Pacífico se
reduzcan en un 11 %. China y Filipinas son los principales receptores de
la región. Al considerar las remesas como porcentaje del producto interno bruto
(PIB), Tonga y Samoa tienen la mayor proporción.
El
costo promedio que supone el envío de US$ 200 a la región aumentó
ligeramente al 7,1 % en el primer trimestre de 2020. El costo promedio en
los cinco corredores más baratos fue de 2,5 %, mientras que, en los cinco
corredores más caros, excluyendo el de Sudáfrica a China que es un corredor
atípico, fue de 13,3 %.
EUROPA Y ASIA CENTRAL
Se estima que las remesas hacia los países de Europa y Asia
central disminuirán en un 16 %, hasta llegar a los US$ 48,000 millones
—dado que es posible que la pandemia y la caída de los precios del petróleo
tengan repercusiones de gran alcance en las economías—, y que en 2020 casi
todos los países de la región registrarán disminuciones de dos dígitos en las
remesas.
RUSIA
Es
probable que la depreciación del rublo ruso también debilite las remesas
procedentes de Rusia. El costo promedio para enviar US$ 200 a
Europa y Asia central se redujo ligeramente y llegó al 6,5 % en el tercer
trimestre de 2020 en comparación con el 6,67 % registrado en 2019.
AMÉRICA LATINA Y CARIBE
El Caribe sean de aproximadamente US$ 96,000 millones,
lo que representa un descenso de 0,2 % con respecto al año anterior. Las
remesas a Colombia, El Salvador y la República Dominicana registraron un
crecimiento interanual positivo entre los meses de junio y septiembre, tras
haber caído bruscamente en abril y mayo. Los flujos hacia México, el principal
receptor de la región, se mantuvieron en parte porque los migrantes trabajaban
en servicios esenciales en Estados Unidos y porque aquellos que reunían los
requisitos se podían beneficiar además de los programas de estímulo implementados
en dicho país. El costo promedio de enviar US$ 200 a la
región aumentó ligeramente al 5,8 % en el tercer trimestre de 2020. En
muchos corredores de remesas más cortos, los costos siguen siendo elevados. Por
ejemplo, el costo de enviar dinero a Haití y la República Dominicana supera el
8 %.
ORIENTE MEDIO Y NORTE DE ÁFRICA
Según las proyecciones, las remesas enviadas a la región de Oriente
Medio y Norte de África se reducirán en un 8 % en 2020 hasta ubicarse
en los USD 55 000 millones, debido a la persistente desaceleración
mundial prevista. Las entradas de remesas a Egipto, el mayor receptor de la
región, han sido hasta ahora anticíclicas frente a la crisis, ya que los
trabajadores egipcios en el extranjero aumentan las transferencias
excepcionales para sus familias. Es probable que los flujos disminuyan debido a
la reducción de los precios del petróleo y a un menor crecimiento económico en
los países del Golfo, y cabe la posibilidad de que en los principales países
receptores las remesas disminuyan. El costo del envío de US$ 200 a
la región aumentó al 7,5 % en el tercer trimestre de 2020, en comparación
con el 6,8 % en 2019. Los costos varían mucho de un corredor a otro:
enviar dinero de los países de ingreso alto miembros de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al Líbano sigue costando un valor
de dos dígitos.
ASIA MERIDIONAL
Se prevé que las remesas a Asia meridional disminuyan en
alrededor de un 4 % en 2020, hasta ubicarse en los US$ 135,000 millones. En Pakistán y
Bangladesh, el impacto de la desaceleración económica mundial se ha
contrarrestado en cierta medida con la desviación de las remesas de los canales
informales hacia los formales, debido a que ahora es más difícil llevar dinero
personalmente por las restricciones para viajar. Pakistán también introdujo un
estímulo tributario conforme al cual se eximió de la retención de impuestos en
la fuente, desde el 1 de julio de 2020, a las retiradas de efectivo o a la
emisión de instrumentos bancarios/transferencias desde una cuenta bancaria
nacional. Bangladesh registró un gran aumento de las entradas de remesas en
julio tras las inundaciones que afectaron a una cuarta parte de su territorio. Con
poco menos del 5 % en el tercer trimestre de 2020, Asia meridional fue la
región donde el costo de enviar US$ 200 fue el más bajo. Pero los
costos superan con creces el 10 % en algunos corredores (desde Japón,
Sudáfrica y Tailandia, y desde Pakistán a Afganistán).
ÁFRICA AL SUR DEL SAHARA
Se prevé que las remesas hacia África al sur del
Sahara disminuyan en alrededor de un 9 % en 2020, hasta
ubicarse en los US$ 44,000 millones. En la región, el volumen de
remesas hacia Kenya ha seguido siendo positivo hasta ahora, aunque es probable
que las corrientes disminuyan en 2021. Es posible que en todos los principales
países receptores se produzca una reducción de las remesas. Dado que la
pandemia de COVID-19 afecta tanto a los países de destino como a los de
origen de los migrantes subsaharianos, se espera que la caída de las remesas
provoque un aumento de la inseguridad alimentaria y la pobreza. El
costo promedio de enviar US$ 200 a la región fue de 8,5 % en el
tercer trimestre de 2020, lo que representa una leve disminución con respecto
al 9 % registrado un año antes. Los corredores más caros se encuentran en
la región de África al sur del Sahara. La promoción de las tecnologías
digitales junto con un entorno normativo que incentive la competencia en el
mercado de las remesas y la revisión de las reglamentaciones en materia de
ALD/LFT son esenciales para reducir los costos de las remesas en la región.
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