lunes, 9 de noviembre de 2020

LAS REMESAS GLOBALES SE REDUCIRÁN UN 14% EN EL 2021 Y LA CONTRACCIÓN DE AMÉRICA LATINA SERÁ EL 8% ESTIMA EL BANCO MUNDIAL

 ACTUALIDAD  La cantidad de dinero que los trabajadores migrantes envían a sus hogares disminuirá un 14 % en 2021 con respecto a los niveles de 2019, según las últimas estimaciones publicadas en la reseña sobre migración y desarrollo del Banco Mundial. Esto sucederá a medida que siga propagándose la pandemia de COVID-19 (coronavirus) y continúe agravándose la crisis económica. Se proyecta que los flujos de remesas a los países de ingreso mediano bajo se reduzcan en un 7 %, hasta ubicarse en los US$ 508,000 millones en 2020, y posteriormente sufran una reducción del 7,5 %, llegando a los US$ 470,000 millones en 2021. Entre los principales factores que influyen en la disminución de las remesas figuran el escaso crecimiento económico y los bajos niveles de empleo en los países que reciben migrantes, la debilidad de los precios del petróleo y la depreciación, con respecto al dólar estadounidense, de las monedas de los países de origen de las remesas.

“Los efectos de la COVID-19 son de gran alcance si se consideran desde el punto de vista de la migración, ya que afectan tanto a los migrantes como a sus familias, que dependen de las remesas”, afirmó Mamta Murthi, vicepresidenta de Desarrollo Humano y presidenta del Grupo Directivo sobre Migración del Banco Mundial. “El Banco Mundial continuará colaborando con los asociados y los países para que se mantenga el flujo de estas remesas vitales y el desarrollo del capital humano”. 

En todas las regiones se registrarán disminuciones en 2020 y 2021, y se espera que la caída más pronunciada se producirá en Europa y Asia central (16 % y 8 %, respectivamente), seguida de Asia oriental y el Pacífico (11 % y 4 %), Oriente Medio y Norte de África (8 % y 8 %), África al sur del Sahara (9 % y 6 %), Asia meridional (4 % y 11 %) y América Latina y el Caribe (0,2 % y 8 %).

Se prevé que, en 2020, pese a la disminución prevista, las remesas sean aún más importantes como fuente de financiamiento externo en los países de ingreso mediano bajo. En 2019, los flujos de remesas hacia tales países alcanzaron un máximo histórico de US$ 548,000 millones, cifra superior a los flujos de inversión extranjera directa (US$ 534,000 millones) y a la asistencia externa para el desarrollo (aproximadamente US$ 166,000 millones). Se pronostica que la diferencia entre los flujos de remesas y la inversión extranjera directa se amplíe aún más, ya que se espera que esta última sufra una disminución más pronunciada.

“Los migrantes están sufriendo mayores riesgos de salud y desempleo durante esta crisis”, señaló Dilip Ratha, principal autor de la reseña y director de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD). “Los factores fundamentales que impulsan el flujo de las remesas son frágiles y este no es el momento de desviar nuestra atención de los riesgos que pueden empeorar la situación de estas remesas vitales”.

Este año, por primera vez en la historia reciente, es probable que el número de migrantes internacionales disminuya a medida que se ralentice la migración nueva y aumente la migración de retorno. Tras la suspensión de los confinamientos nacionales, que dejaron a muchos trabajadores migrantes varados en los países de acogida, se ha informado de flujos de migración de retorno desde todas las partes del mundo. Es posible que el aumento del desempleo derivado de las restricciones más estrictas en la concesión de visas para migrantes y refugiados dé lugar a un mayor aumento de la migración de retorno.

“Más allá de las consideraciones humanitarias, hay razones de peso para apoyar a los migrantes que trabajan con las comunidades de acogida en la primera línea de hospitales, laboratorios, granjas y fábricas”, dijo Michal Rutkowski, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial. “Las respuestas de políticas de apoyo adoptadas por los países anfitriones deberían incluir a los migrantes, al tiempo que los países de origen o de tránsito deberían considerar medidas para ayudar a los migrantes a regresar a sus hogares”.

Los países de origen deben encontrar formas de apoyar a los migrantes que retornan para que puedan reasentarse, encontrar trabajo o crear negocios. Es probable que el brusco aumento de la migración de retorno resulte oneroso para las comunidades (a las que regresan los migrantes), ya que estas deben proporcionar instalaciones de cuarentena inmediatamente y brindar apoyo en materia de vivienda, empleo y reintegración social a mediano plazo.

El costo mundial promedio que supone el envío de US$ 200 fue de 6,8 % en el tercer trimestre de 2020, en gran medida sin cambios desde el primer trimestre de 2019, de acuerdo con la base de datos sobre los precios de las remesas en el mundo que mantiene el Banco Mundial. Esto representa más del doble del 3 %, la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que debe lograrse antes de 2030. El costo más bajo se registró en Asia meridional (5 %) y el más alto en África al sur del Sahara (8,5 %). Los bancos son el canal más caro para enviar remesas (con un promedio del 10,9 %), seguidos por las oficinas de correos (8,6 %), los operadores de transferencias de dinero (5,8 %) y los operadores móviles (2,8 %).

A pesar de ser los más baratos, los operadores móviles y de transferencias de dinero se enfrentan a obstáculos cada vez mayores a medida que los bancos cierran sus cuentas para reducir el riesgo de incumplimiento de las normas de lucha contra el lavado de dinero (ALD) y el financiamiento del terrorismo (LFT). Para que estos canales permanezcan abiertos, especialmente para los migrantes de bajos ingresos, las normas de ALD y de LFT podrían simplificarse temporalmente para las remesas de pequeña cuantía. Además, el fortalecimiento de las reglamentaciones sobre dinero móvil y los sistemas de identidad mejorará la transparencia de las transacciones. Para facilitar las remesas digitales sería necesario que tanto los proveedores de servicios de remesas móviles como los remitentes y los receptores dispusieran de mejor acceso a las cuentas bancarias.

El Grupo Banco Mundial (GBM), una de las principales fuentes de financiamiento y conocimientos para los países en desarrollo, está adoptando medidas rápidas y de amplio alcance a fin de ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta frente a la pandemia. Respalda intervenciones de salud pública, trabaja para garantizar el suministro de insumos y equipos esenciales, y ayuda al sector privado a continuar sus operaciones y mantener el empleo. El GBM proporcionará hasta US$ 160 000 millones durante un período de 15 meses, que finalizará en junio de 2021, para ayudar a más de 100 países a proteger a los sectores pobres y vulnerables, respaldar a las empresas e impulsar la recuperación económica. Dicho monto incluye US$ 50,000 millones correspondientes a nuevos recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) en forma de donaciones y préstamos en condiciones sumamente concesionarias, y US$ 12,000 millones para ayudar a los países en desarrollo a financiar la compra y distribución de vacunas contra la COVID-19.

ASIA ORIENTAL Y EL PACÍFICO

Debido a las repercusiones negativas de la COVID-19, se prevé que en 2020 los flujos de remesas a la región de Asia oriental y el Pacífico se reduzcan en un 11 %. China y Filipinas son los principales receptores de la región. Al considerar las remesas como porcentaje del producto interno bruto (PIB), Tonga y Samoa tienen la mayor proporción. 

El costo promedio que supone el envío de US$ 200 a la región aumentó ligeramente al 7,1 % en el primer trimestre de 2020. El costo promedio en los cinco corredores más baratos fue de 2,5 %, mientras que, en los cinco corredores más caros, excluyendo el de Sudáfrica a China que es un corredor atípico, fue de 13,3 %.

EUROPA Y ASIA CENTRAL

Se estima que las remesas hacia los países de Europa y Asia central disminuirán en un 16 %, hasta llegar a los US$ 48,000 millones —dado que es posible que la pandemia y la caída de los precios del petróleo tengan repercusiones de gran alcance en las economías—, y que en 2020 casi todos los países de la región registrarán disminuciones de dos dígitos en las remesas.

RUSIA

Es probable que la depreciación del rublo ruso también debilite las remesas procedentes de Rusia. El costo promedio para enviar US$ 200 a Europa y Asia central se redujo ligeramente y llegó al 6,5 % en el tercer trimestre de 2020 en comparación con el 6,67 % registrado en 2019.

AMÉRICA LATINA Y CARIBE

El Caribe sean de aproximadamente US$ 96,000 millones, lo que representa un descenso de 0,2 % con respecto al año anterior. Las remesas a Colombia, El Salvador y la República Dominicana registraron un crecimiento interanual positivo entre los meses de junio y septiembre, tras haber caído bruscamente en abril y mayo. Los flujos hacia México, el principal receptor de la región, se mantuvieron en parte porque los migrantes trabajaban en servicios esenciales en Estados Unidos y porque aquellos que reunían los requisitos se podían beneficiar además de los programas de estímulo implementados en dicho país. El costo promedio de enviar US$ 200 a la región aumentó ligeramente al 5,8 % en el tercer trimestre de 2020. En muchos corredores de remesas más cortos, los costos siguen siendo elevados. Por ejemplo, el costo de enviar dinero a Haití y la República Dominicana supera el 8 %.

ORIENTE MEDIO Y NORTE DE ÁFRICA

Según las proyecciones, las remesas enviadas a la región de Oriente Medio y Norte de África se reducirán en un 8 % en 2020 hasta ubicarse en los USD 55 000 millones, debido a la persistente desaceleración mundial prevista. Las entradas de remesas a Egipto, el mayor receptor de la región, han sido hasta ahora anticíclicas frente a la crisis, ya que los trabajadores egipcios en el extranjero aumentan las transferencias excepcionales para sus familias. Es probable que los flujos disminuyan debido a la reducción de los precios del petróleo y a un menor crecimiento económico en los países del Golfo, y cabe la posibilidad de que en los principales países receptores las remesas disminuyan. El costo del envío de US$ 200 a la región aumentó al 7,5 % en el tercer trimestre de 2020, en comparación con el 6,8 % en 2019. Los costos varían mucho de un corredor a otro: enviar dinero de los países de ingreso alto miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al Líbano sigue costando un valor de dos dígitos.

ASIA MERIDIONAL

Se prevé que las remesas a Asia meridional disminuyan en alrededor de un 4 % en 2020, hasta ubicarse en los US$ 135,000 millones. En Pakistán y Bangladesh, el impacto de la desaceleración económica mundial se ha contrarrestado en cierta medida con la desviación de las remesas de los canales informales hacia los formales, debido a que ahora es más difícil llevar dinero personalmente por las restricciones para viajar. Pakistán también introdujo un estímulo tributario conforme al cual se eximió de la retención de impuestos en la fuente, desde el 1 de julio de 2020, a las retiradas de efectivo o a la emisión de instrumentos bancarios/transferencias desde una cuenta bancaria nacional. Bangladesh registró un gran aumento de las entradas de remesas en julio tras las inundaciones que afectaron a una cuarta parte de su territorio. Con poco menos del 5 % en el tercer trimestre de 2020, Asia meridional fue la región donde el costo de enviar US$ 200 fue el más bajo. Pero los costos superan con creces el 10 % en algunos corredores (desde Japón, Sudáfrica y Tailandia, y desde Pakistán a Afganistán).

ÁFRICA AL SUR DEL SAHARA

Se prevé que las remesas hacia África al sur del Sahara disminuyan en alrededor de un 9 % en 2020, hasta ubicarse en los US$ 44,000 millones. En la región, el volumen de remesas hacia Kenya ha seguido siendo positivo hasta ahora, aunque es probable que las corrientes disminuyan en 2021. Es posible que en todos los principales países receptores se produzca una reducción de las remesas. Dado que la pandemia de COVID-19 afecta tanto a los países de destino como a los de origen de los migrantes subsaharianos, se espera que la caída de las remesas provoque un aumento de la inseguridad alimentaria y la pobreza. El costo promedio de enviar US$ 200 a la región fue de 8,5 % en el tercer trimestre de 2020, lo que representa una leve disminución con respecto al 9 % registrado un año antes. Los corredores más caros se encuentran en la región de África al sur del Sahara. La promoción de las tecnologías digitales junto con un entorno normativo que incentive la competencia en el mercado de las remesas y la revisión de las reglamentaciones en materia de ALD/LFT son esenciales para reducir los costos de las remesas en la región.

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