Por César Sánchez Martínez
Director del Instituto FINANPOS
“Del dicho
al hecho hay mucho trecho” reza adagio popular. Hay mucho que se debe saber
para entender qué es la educación emprendedora, financiera y cooperativa. Las
tres se relacionan, pero no son iguales. La educación
es la más noble de las profesiones y es una actividad transversal al quehacer
del ser humano. La educación no sólo hace más competitiva a la persona, sino
también a las organizaciones que representan. Por esa
razón, cuando se habla de educación emprendedora, financiera y cooperativa en
el ámbito de las finanzas populares y economía social y solidaria, nos
referimos a la educación para la vida.
EMPRENDEDORA
La
educación emprendedora es una actividad transmisora de conocimientos para
realizar prácticas basadas en el desarrollo de los negocios, desde lo pequeños
hasta los más grandes.
¿Qué es un
emprendedor? Un emprendedor es una persona que tiene en mente una idea para
realizar y potenciar la capacidad productiva y comercial de un negocio, no importando
el tamaño, aunque siempre se ha relacionado con la micro y pequeña empresa. Sin
embargo, el éxito de las grandes y medianas empresas está basado en la gestión
empresarial desde la perspectiva del “emprendedurismo”.
La
educación emprendedora provee los conocimientos y las estrategias de gestión
que toda persona vinculada a los negocios debería tener para alcanzar el éxito
en los mismos. Supone, por un lado, llevar a la realidad todos aquellos
proyectos que están en la mente y el papel, para transformarlo en pequeños
negocios que deben crecer con el tiempo y perfeccionarse mediante una buena
gestión empresarial. Por el otro lado, la educación emprendedora, también
supone perfeccionar las estrategias y métodos para aplicarlos en los negocios
en marcha.
La palabra
“emprendedurismo” es nueva y aún no se ha definido su significado exacto,
porque proviene de la actividad emprendedora. Pero en nuestra modesta
experiencia, el “emprendedurismo” es pasar de los pequeños a medianos negocios,
de la informalidad a la formalidad, del talento a la experiencia, de la calle
al local (propio o alquilado), entre otros conceptos. Pero, como reza el adagio
popular “del dicho al hecho hay mucho trecho”, en el proceso de implementación
hay muchas acciones por realizar.
FINANCIERA
La
educación financiera, concepto que también últimamente se está mencionando con
más frecuencia en América Latina, ahora que se habla de la llamada “inclusión
financiera” es nueva en la región, pero no en las naciones emergentes de Asia y
las economías industriales.
La
educación financiera es la transmisión de conocimientos y prácticas hacia una
persona que nunca tuvo acceso a los sistemas financieros tradicionales o que
escasamente utilizó estas herramientas, acerca de los beneficios para los usuarios.
América
Latina por ser una región desigual, los niveles de “bancarización”, otro de los
nuevos conceptos, también son distintos. Cuando una persona accede al sistema
financiero, es un potencial candidato para formarlo en una adecuada educación financiera.
Muchas veces las instituciones financieras y microfinancieras al colocar sus
créditos, lo hacen por cumplir cuotas, agregando a sus males crónicos, el
sobreendeudamiento y morosidad, malogrando carteras que deberían ser sanas.
La
educación financiera es enseñarles a las personas que acceden a un crédito,
prácticas beneficiosas como el ahorro, seguros, pronto pago, puntualidad,
morosidad, tasas de interés, pagos en
línea, uso del monedero electrónico, presupuestos, asistencia técnica, líneas
de crédito, leasing, capacidad de pago y endeudamiento, entre otros conceptos.
Al hacerlo, no sólo se está educando financieramente, sino que también se
cumple con la práctica real de la “inclusión financiera” y por lo tanto de la
“bancarización”, “cajatización” o financierarización”.
COOPERATIVA
La
educación cooperativa es la transmisión de toda la práctica de la economía
social y solidaria hacia las personas que utilizan este modelo alternativo de desarrollo
inclusivo. Eso supone compartir información acerca de las bondades del
cooperativismo y sus valores como la ayuda mutua, solidaridad, responsabilidad,
igualdad, equidad, honestidad, transparencia, trabajo en equipo, democracia y
visión de futuro.
Un
cooperativista debe saber que la institución en la cual forma parte está para
servirle, pero también él tiene que hacerlo con los demás. La ayuda mutua, la
solidaridad y el trabajo en equipo son fundamentales en la vida de un
cooperativista. Un asociado paga su cuota que no es una acción que le generará
dividendos económicos, sino que mediante ese aporte, está ayudando a otros,
pero lo está haciendo también por sí mismo. Más que rentabilidad económica, hay
una “rentabilidad social” por escribirlo de alguna manera. Obviamente que las
empresas cooperativas generan ganancias a un precio justo para sus asociados.
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