Luego de la Cumbre APEC en Lima, y la Cumbre del G20 en Río de Janeiro hace unos días, la configuración de las microfinanzas globales presenta nuevos escenarios, especialmente en América Latina y el Caribe (ALC).
Hasta
hace unos 6 años, el Perú, fue un país líder en microfinanzas, hasta el punto
de haber liderado a las microfinanzas mundiales por tener un entorno favorable
para desarrollar la “industria microfinanciera”. Por 9 años consecutivos fue el
país líder, según el Microscopio Global, estudio que se anunciaba en el Foro
Interamericano de la Microempresa (FOROMIC). El Microscopio Global, que
anualmente desarrolla la Economist Intelligence Unit, analiza la regulación y
políticas utilizadas por los gobiernos y los organismos reguladores para
aumentar la inclusión financiera entre sus poblaciones.
En
ALC, el nuevo escenario revela que, en estos tiempos de post pandemia, los programas
de inclusión económica y financiera sólo llegan al 10 % de las personas más
pobres del mundo y de cada 10 emprendimientos, sólo sobreviven 8 en el primer
año de funcionamiento. Eso significa que los esfuerzos de inclusión financiera
(también social) no están llegando adecuadamente a los verdaderos
destinatarios. En el caso peruano, la industria ha sobrevivido gracias al
esfuerzo de algunas instituciones del sector privado como las cajas municipales
de ahorro y crédito (CMAC).
El
gobierno peruano hizo un esfuerzo con los programas “Reactiva” para cada
sector, pero el dinero nunca llegó a los verdaderos emprendedores, pero sí a
las grandes empresas, algunas de ellas hasta corporativas. La inclusión fue
ineficaz para los más necesitados, especialmente al casi 30% de pobres, según
el Instituto Nacional de Estadística e Informática.
Pero
en el mundo la situación es casi similar. Las investigaciones del Banco Mundial
concluyen que los programas de inclusión económica sólo llegan a una de cada
10 personas que viven en la pobreza extrema. Se entiende que un programa
no sólo proporciona transferencia monetaria, sino capacitación en habilidades
para emprendedores, capital de trabajo y asesoría para tener mayor acceso al
mercado.
Según
el informe “The State of Ecomomic inclusión Report 2024: Pathways to Scale”
del Banco Mundial, se indica que aproximadamente 70 millones de personas que
viven en extrema pobreza de un total de 700 millones, en 88 países, se
beneficiaron de los programa de inclusión. Esta realidad ha permitido una nueva
configuración en las microfinanzas mundiales, especialmente en el ámbito de las
mujeres emprendedoras.
Pero
no olvidemos que un programa de inclusión financiera es clave para fortalecer
la inclusión social que es la base del desarrollo de una nación. Hay un gran
impacto en la seguridad alimentaria, el consumo y los ingresos.
GRUPO DE LOS 20
Recientemente,
en la Cumbre del G20 (Grupo integrado por 19 países y dos organismos
regionales: La Unión Africana y la Unión Europea) que se realizó en Río de
Janeiro, después de la Cumbre del APEC en Lima, se fortaleció la “Alianza Global
contra el Hambre y la Pobreza” con el apoyo de los líderes mundiales y
organizaciones internacionales. En una declaración histórica, los líderes de
este selecto grupo se comprometieron a gravar a los multimillonarios y combatir
las desigualdades sociales y tomar medidas climáticas. Tres países
latinoamericanos integran el G20: Brasil, México y Argentina.
El
gran desafío para el G20 es llegar a beneficiar a 500 millones de personas,
mediante la aplicación de medidas de protección social para el 2030. Esto
significa apoyar a 250 millones de mujeres en esos programas. Es un gran reto
para las microfinanzas de estos países. No olvidemos que este grupo también está
integrado por la Unión Europea, Estados Unidos, China, Japón, Rusia, Francia,
india y Canadá, entre otros, la mayor parte son miembros del APEC.
El
panorama en América Latina y el Caribe es desolador, no obstante, algunos lentos
avances. Hasta el año 2023, una de cada cuatro personas vive con menos de US$ 6.85
por día. Eso significa que la pobreza en la región ha caído a su punto más crítico
en el presente siglo. Las desigualdades sociales son abismales y notorias. El
escenario ha cambiado y sigue esa tendencia. En términos generales el ritmo
lento de reducción de la pobreza que se registra desde 2016, refleja los bajos
niveles de crecimiento económico de la región.
Un
dato social fundamental es que al 2023, la clase media de la región se había expandido
al 41.1% de la población, su más alto nivel en el siglo. También ayudó mucho el
envío de remesas de países industrializados como Estados Unidos, Canadá y la
Unión Europea. Pero, al mismo tiempo, un 31.5% se mantiene en la categoría de
vulnerable, viviendo con entre US$ 6.85 y US$ 14 por día. Esta población
se encuentra en alto riesgo de caer en pobreza debido a dificultades económicas
o shocks externos, como los países afectados por el conflicto
ruso-ucraniano. La recuperación tras la pandemia ha sido progresiva, pero a la
vez el crecimiento económico ha sido menos favorable para los pobres.
En
el ámbito de los empleos, la región ha mejorado ligeramente, pero se mantiene
sin variación en Argentina, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay. Existe una
significativa brecha de género en la calidad del empleo a lo largo de ALC. En
todos los países las mujeres sufren peores condiciones laborales que sus pares
varones. Los países que presentan las brechas de género más grandes en
este ámbito son Perú, Ecuador y Bolivia.
Chile
y Uruguay tienen indicadores negativos por debajo de 10%, mientras que
Guatemala y Honduras, están por encima de 50%. Sólo Brasil tiene 27.5% de
pobreza y el 84% de los adultos tiene una cuenta financiera o maneja un
monedero digital.
En
el caso de México, la meta de la política nacional de inclusión financiera es
cerrar el 2024 con el 77.2% de personas que tengan, por lo menos, algún
producto financiero, mientras que el 55.6% de su población está considerada
como pobre. En Argentina, el 52.9% de la población es pobre, pero la paradoja
es que es un país que está creciendo en inclusión financiera. El 72% de los
adultos mayores de 15 años posee una cuenta bancaria.
En
Políticas Públicas y Protección al Consumidor, los líderes son Colombia y
México; mientras que, en Estabilidad e Integridad Financiera, destacan países
como Uruguay y Perú. En Infraestructura, el ranking lo lideran Argentina, Costa
Rica y Uruguay. En términos generales se destaca la performance de naciones
como Argentina, Costa Rica, El Salvador, Brasil, República Dominicana y Chile
por sus avances en diversas categorías en la región.
En
el mundo hay diversos foros o cumbres internacionales donde se comparten
experiencias e intercambian ideas o conocimientos en microfinanzas. Estos “centros
globales de entrenamiento” para conocer las finanzas regionales son las Asambleas
Anuales de la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN), Foros
Interamericanos de la Microempresa (FOROMIC), Banca minorista en América Latina
(GRULAC), BID Lab Forum, Cooperativas de las Américas (ACI Américas), Asambleas
de la Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras para el
Desarrollo (ALIDE), y últimamente las cumbres SUMMIC que ya se realizaron en
Lima (Perú) y San Salvador (El Salvador).
En
el Perú, la FEPCMAC siempre ha liderado las cumbres microfinancieras anuales
como el Seminario Internacional de Microfinanzas (SIM) y el Congreso
Internacional de Microfinanzas (CIM). Otras instituciones son la Asociación de
Bancos del Perú, ASOMIF, PROMUC y certámenes de finanzas populares y economía
solidaria.
* El autor es periodista especializado en Economía y actual
director del diario digital CERTEZA.
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