martes, 11 de agosto de 2020

ENFOCANDO MEDIDAS PRÁCTICAS PARA REORIENTAR LA INCLUSIÓN FINANCIERA

Jorge Olcese Fernández

Por Jorge Olcese Fernández / LIMA

 ARTÍCULOS  Si bien un elemento destacable es el referido a la “educación financiera”, queremos resaltar que es conveniente nuevas acciones y que se reorienten las medidas prácticas, por lo que coincidimos con el criterio y la orientación que indica David Tuesta que dice: “Una política de educación financiera busca que los individuos cuenten con habilidades que les permita manejar adecuadamente sus recursos, discernir entre variedad de productos financieros y elegir convenientemente, con el objetivo último de mejorar el bienestar económico” de las familias y de los ciudadanos de un país. En función de ello, agregamos que las medidas no solo deben enfatizar en clases de educación financiera, sino de introducir medidas y acciones que tengan en cuenta una buena gestión de los recursos y de los productos financieros, es decir enfocados en la gestión de los riesgos, en especial del riesgo de incumplimiento de los pagos así como de la calificación crediticia del sujeto de crédito derivado de dicho incumplimiento.
Es que en muchas ocasiones estos componentes o variables trabajan en contra de una eficiente inclusión financiera.
Entonces es necesario “reorientar” este elemento de la educación financiera.
Por supuesto que agregar que las medidas son más efectivas cuando se focalizan y se especifican en función de las características de cada colectivo, es decir, de personas, de familias, y en especial, de las micro y de las pequeñas empresas. Y es que en estos estratos de la sociedad es donde se puede tener más impacto positivo de una eficiente inclusión financiera. Es necesario apuntar a elevar la elegibilidad de los miembros del hogar y de sus microempresas, para acceder al financiamiento formal. Por eso es que las medidas y actividades deben ser diferenciadas en función de sus propios requerimientos de información y de reforzar sus oportunidades de mejora en las economías de los hogares de menores ingresos, en especial enfocados en su bienestar económico.
Entonces la educación financiera se va reorientando hacia una mejor, más precisa y efectiva focalización de las medidas, que las hagan más eficientes para la inclusión financiera.
Si este es el objetivo el manejo de la información también se convierte en una reorientación, y aquí es donde se incorporan las variables de cumplimiento de pagos y de la gestión de los riesgos del crédito.
Con información financiera bien explicada, analizada para ayudar a interpretarla y ampliamente difundida y transparentada. La información “per sé” no es suficiente, si bien la educación en asuntos de ahorros en bancos y de finanzas personales y empresariales (al nivel de los más vulnerables) son necesarias y bienvenidas en un escenario nacional que muy poco cree en estos medios porque prefiere realizar sus transacciones en efectivo, es requisito complementario que ésta sea analizada y explicada con una orientación a resaltar el valor agregado que se puede conseguir con ella.
En concreto, el nuevo enfoque que aquí pretendemos impartir es que las medidas que se implementen deben ser el impulso para hacer que más personas (naturales y jurídicas) sean buenos sujetos de crédito, para ser incluidas en las transacciones del sistema financiero. En otras palabras: estas orientaciones deben estar enfocadas más en la oferta de los servicios (en su más amplia concepción) que en la demanda de ellos. Este es un nuevo enfoque de la “educación financiera”; poner acciones concretas para reforzar la “formación técnica”; muchos de estos esfuerzos deben reorientarse hacia los emprendedores, acompañando sus esfuerzos y mitigando sus vulnerabilidades; si no hacemos que más personas sean buenos sujetos de crédito no se logrará que sean incluidos en las transacciones del sistema financiero.
Y el primer paso en esta orientación es trabajar para que los posibles usuarios de los espacios más vulnerables entiendan y perciban que lograrán un mayor valor agregado con su inclusión. Hay que tener en cuenta que en el Perú el elevado porcentaje de las poblaciones y hogares que se encuentran en la informalidad frena sus transacciones y por ende la bancarización e inclusión financiera.
¿Cómo se promueve el entendimiento de aumentar su valor agregado? Empecemos con el siguiente dato: solo UNA de cada CUATRO MYPE acceden a créditos del Sistema Financiero formal, siendo las principales barreras la informalidad y el desconocimiento (información).
Para hacer más perceptible el valor del manejo de la información dentro del componente de la educación financiera, aquí enumeramos algunas propuestas, dirigidas hacia los usuarios directos como hacia los proveedores y analizadores de la información.
·        Formaliza el ahorro como medio para estabilizar eventuales eventos adversos en ingresos y/o gastos.
·        Otorga más información sobre el comportamiento de sus pagos de sus deudas y sus posibilidades de obtener nuevos créditos.
·        Otorga conocimiento de los comportamientos de pagos de terceras personas.
·        Ayuda en la definición de nuevas facilidades de crédito alineadas con las reales necesidades de bienestar y de las capacidades de los ciudadanos. (sin garantías)
·        Permite realizar una mejor evaluación del potencial cliente crediticio para ajustar sus pagos a sus ingresos.
·        Logra establecer servicios crediticios con menores costos.
·        Promueve el acceso a los servicios de crédito para los ciudadanos en zonas alejadas o rurales. (asociatividad proactiva).
·        Facilita las compras para ampliar las posibilidades de mayores beneficios de las personas y de sus familias. (Compras de electrodomésticos, de materiales de construcción, de bienes durables).
·        Abre oportunidades para financiar con créditos nuevas actividades comerciales y la diversificación de los ingresos.
·        Facilita la realización de compras, gastos e inversiones de capital.
·        Facilita y agiliza la realización de transferencias de dinero.
·        Amplía las oportunidades para aplicar una eficiente digitalización de las operaciones.
·        Evita la financiación de agiotistas o de financistas informales caros e inseguros.
·        Asegura una real descentralización de los pagos y de las operaciones financieras a través del sistema financiero supervisado.

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