ECONOMÍA La Caja Piura está cumpliendo sus primeros 40 años como institución financiera al servicio de miles de emprendedores y cientos de negocios que, durante estas cuatro décadas, encontraron en todo el sistema de cajas municipales de ahorro y crédito, el aliado perfecto para caminar juntos en el crecimiento empresarial. Con la Caja Piura también se inicia, de manera formal, el sistema de microfinanzas, esa tecnología estratégica que impulsa el fortalecimiento de millones de emprendedores hacia el bienestar social y financiero, mediante la formalización empresarial, inclusión social, educación financiera, generación de empleo, reducción de la pobreza, uso de tecnologías apropiadas, Administración de los riesgos, buen gobierno corporativo, microcréditos, diversas modalidades de captaciones, seguros, y ahora transformación digital, entre otros conceptos de gestión inclusiva en las finanzas populares.
El trabajo de la antigua GTZ fue
clave en la formación de la Caja Piura y demás cajas municipales que nacieron
en la década de los ochenta. En la actualidad, la GTZ está fusionada desde
enero de 2011 con la Agencia Alemana de Desarrollo Internacional y la Sociedad
para la Formación y el Desarrollo, ambas de Alemania, que ahora forman la Agencia
Alemana para la Cooperación Internacional para el Desarrollo (Gesellschaft für
Internationale Zusammenarbeit, conocida por las siglas GIZ en alemán).
Las microfinanzas son una herramienta de desarrollo social que tiene por
finalidad combatir a la pobreza en general. Microfinanzas no es un concepto
académico, ni finanzas “en pequeño”. Tiene su propia dinámica y singular
tecnología, muy distinta a la de los bancos comerciales, aún en su naturaleza y
finalidad.
A las microfinanzas se les llama también industria microfinanciera por
sus instituciones (Industria o “institución” Micro Financiera – IMF), pero no
es manufactura, aunque puede desarrollarse en ese ámbito. Son procesos que
deben cumplirse en los tiempos establecidos y con metas fijadas con antelación.
Por tener procesos, se aproxima al desempeño de gestión basado en el buen
gobierno corporativo.
Tiene canales de financiamiento en dos sentidos. Primero, están los
proveedores de líneas de fondeo que canalizan recursos hacia una entidad
microfinanciera, y ésta a su vez, lo hace mediante las colocaciones a los
empresarios o emprendedores con negocio.
La IMF utiliza diversos procesos de medición como indicadores del
desarrollo crediticio, empresarial y gestión. Al usar procesos, también se
entiende que hay riesgos que asumir, razón por la cual, aparece otro actor
clave en las microfinanzas. Se trata de metodologías (en algunos casos hasta
software) de administración de riesgos empresariales (Crediticios, financieros,
operativos, estratégicos etc.). De todos los riesgos, el reputacional en los
estratégicos es demoledor si no se administra adecuadamente.
Las microfinanzas como herramienta social están expuesta ante posibles
riesgos (siniestro si se produce el riesgo), muchos de los cuales están en la
misma organización, cuyos responsables son las personas. De ahí que la adecuada
aplicación de controles internos es fundamental para una transparente gestión.
La auditoría y la supervisión son válidas en esta parte. Todas las instituciones
microfinancieras son supervisadas por la Superintendencia de banca, Seguros, Administradoras
de Fondos de Pensiones, y Cooperativas (SBS), Federación Peruana de Cajas
Municipales de Ahorro y Crédito (FEPCMAC) y algunas, en el caso de las
cooperativas de ahorro y crédito, por la FENACREP. Incluso, las auditorías
externas para las organizaciones no supervisadas son primordiales para acceder
a mayores fuentes de financiamiento, como el caso de las organizaciones no
gubernamentales.
La industria microfinanciera por ser de naturaleza financiera tiene
normas de regulación establecidas por la SBS. Por ejemplo, las normas de
Basilea son aplicables a ciertas IMF, muchas veces fuera del alcance de las
mismas. Controvertida norma, pero real para la industria microfinanciera.
Las microfinanzas en el Perú han desarrollado sus propias metodologías
que la hacen diferentes de IMF de otros países. Cada metodología es propia de
cada país y de cada organización. No es lo mismo, la metodología de una caja
municipal que la de un “banco comunal” de una ONG. Una Edpyme difiere mucho de
una financiera o cooperativa de ahorro y crédito.
También las tecnologías de la información son distintas. Un cajero
corresponsal de una caja municipal es diferente al de un banco comercial, no
sólo por el costo del mismo, sino por los servicios que se brinda. Hasta los
softwares son distintos. Por supuesto, ahora con la transformación digital,
existen diversos aplicativos y monederos electrónicos.
Aunque algunas IMF como las cajas municipales se han acercado mucho a la
banca tradicional, y ésta a su vez se ha aproximado a las microfinanzas, el
“microcrédito” sigue siendo el principal producto de bandera de la industria
microfinanciera. No sólo se diferencia por la tasa de interés, sino que es un
producto que sigue estando aún en el ámbito de las microfinanzas. Los bancos
rara vez podrán acercarse al microcrédito por los costos operativos que
representa.
Dada la realidad del país, las IMF elaboran productos financieros
propios que van desde los microcréditos y microahorros hasta los microseguros.
Algunas ONG desarrollan bancos comunales exitosos y ciertas cajas municipales
se orientan a los créditos solidarios o rurales, por ejemplo.
Los recursos humanos son fundamentales en el desarrollo y éxito de las
IMF. En estos tiempos que hay una sobre oferta de créditos por el exceso
de liquidez y limitaciones para colocar esos fondos por la pandemia, los
analistas de crédito desarrollan criterios acordes con la realidad del mercado,
pero también de la institución. Un analista de las IMF es una persona
capacitada que sabe perfectamente a quien otorga un crédito. El problema viene
cuando algunos “analistas” sin experiencia o presionados por las metas que
deben cumplir empiezan a otorgar créditos a discreción sin una evaluación
rigurosa.
Celebramos el aniversario de la Caja
Piura, la primera caja municipal de ahorro y crédito en el Perú, pero al mismo
tiempo, el inicio del sistema CMAC y, por supuesto, de las microfinanzas
formales en el país.
Si bien es cierto que un cuatro de
enero de 1982 inició sus operaciones la Caja Piura con sólo seis trabajadores y
con un capital aproximado de US$ 82,000 aportados por la Municipalidad
Provincial de Piura, también es real que es el inicio del sistema de las
instituciones financieras agrupadas ahora en la Federación Peruana de Cajas
Municipales de Ahorro y Crédito (FEPCMAC) que preside Fernando Ruiz-Caro
Villagarcía, también presidente de la Caja Cusco.
En la actualidad, la Caja Piura es
presidida por la economista Mercedes Franco de Heck, quien representa a la Corporación
Financiera de Desarrollo (COFIDE). La gerencia mancomunada está integrada por
Marcelino Encalada Veira, gerente central de Negocios; Edgar Javier Morante
Núñez, gerente central de Administración; y Omar Crespo Delgado, gerente
central de Innovación Estratégica.
César
Sánchez Martínez.
Escritor y periodista especializado en Economía. Coach en temas de Imagen
Reputacional, Emprendedorismo, Microfinanzas y Educación Financiera. Ha escrito
más de un millar de artículos en medios de comunicación de diversos países del
mundo. Es director del periódico CERTEZA y dirige un programa de televisión
en temas de su especialidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario