Por César Sánchez Martínez / LIMA
El
liderazgo es motivador en todas sus facetas. Nos referimos a un liderazgo
motivador per se, es decir, a la naturaleza motivadora que está en sí misma.
Esa motivación tiene un norte y un propósito. En
nuestros tiempos hay corrientes y tendencias que promocionan a la motivación como
ser positivo y tener ganas de hacer o lograr algo. No nos referimos a esa
concepción, sino a la motivación que está intrínsicamente en el liderazgo. El
liderazgo por ser motivador per se, busca siempre una reacción positiva y
aleccionadora en las personas. Influencia para que los seguidores o discípulos
tengan objetivos claros y trabajen siguiendo esos fines. No busca lo suyo ni
pretende servirse de las personas. El
Liderazgo motivador tiene un norte y un propósito en la vida. El norte es que
las personas que siguen al líder sean consecuentes, positivas y posean una actitud
diferente respecto a los demás.
El
propósito es influenciar y servir a los demás. La interrogante que todos
deberíamos hacernos sería: ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? La influencia
constructiva debe llevarnos a alcanzar nuevas y mejores metas. Quienes
practican el liderazgo motivador edifican vidas, animan a los demás y viven
para servir. Hay un adagio popular que reza: “Quien no vive para servir, no
sirve para vivir”. Detrás de ese dicho existe una gran verdad que todos debemos
valorar.
La
motivación en el liderazgo significa que el líder siempre continúa adelante, no
obstante, existan pruebas y dificultades en el camino. Muchas veces esta parte
se confunde y hasta se cree que se “desnaturaliza” el concepto. Es normal que
en la vida se presenten muchas vicisitudes, así como tiempos buenos o malos,
pero no es que la “procesión vaya por dentro”, sino que hay un control
(equilibrio) para continuar adelante. El líder continúa a pesar de las pruebas.
En
la milicia existe un dicho cuando en una guerra caen los jefes y dice: “El comando
nunca muere”. De eso se trata, el liderazgo nunca muere. No es que el líder sea
inhumano o no tenga sentimientos, sino que sabe que todo está bajo control.
Existe un equilibrio en su vida. Es fácil decir: “Sé positivo”, “Tú puedes” o la
famosa frase “Sí se puede”. No es eso, porque cuando vienen las pruebas, todo
se cae y se desmoralizan las personas. El liderazgo motivador es más que una
frase. Es un estilo de vida basado en la actitud de las personas.
Si
la motivación es per se en el liderazgo, entonces, estamos hablando de la esencia
misma del liderazgo. Hasta podríamos decir que es transversal a la actividad
del ser humano.
¿Qué
pasa cuando todo se cae? Simplemente, se empieza de nuevo. De ahí que este tipo
de liderazgo es constructivo. Es decir, edifica aún en tiempos de prueba.
La
motivación no está basada en valores que duran poco o son efímeros. Es todo lo
contrario, se pretende crear en la otra persona actitudes positivas, mente
abierta y constructiva, y un nuevo estilo de vida.
Sin
embargo, esta motivación sí se basa en valores éticos y morales que trascienden
y que lo impulsan a ser mejores personas cada día. Saber cuál es el propósito
de vida induce a las personas a ser mejores, a practicar principios éticos, a
considerar a los demás como parte del servicio, y ser ejemplo para que otros
sigan nuestras huellas.
El
liderazgo motivador no es egoísta, ni ególatra. Siempre está pensando en los
demás, porque ese es el norte para seguir.
Crece en tiempos de
prueba
El
liderazgo motivador crece aún en los tiempos difíciles. Dicen que en los
tiempos de prueba se ven a los verdaderos líderes y eso es verdad. El líder puede caer y hasta resbalarse, porque
es un ser humano como cualquiera, pero se levanta y no se queda tirado por ahí.
Es
falso proyectar una imagen del líder “duro” ante las dificultades y que siempre
sale adelante y gana las batallas. Eso es para Hollywood, no para la vida real.
No confundamos la vida real con las películas.
En
la vida se pierden muchas batallas y aunque no es recomendable decirlo hasta se
tropiezan con varias piedras. Pero, el verdadero líder motivador, se levanta y
continúa su camino. No se queda a medio camino, sino que sigue adelante.
La
motivación es sólo una herramienta que usa el líder para desarrollar una buena
actitud frente a los hechos de la vida. No se debe confundir con una mente “positiva”
del “sí se puede”, sino de un estilo de vida.
Por
el contrario, las pruebas son las herramientas que pulen y sacan bríos al verdadero
liderazgo. No es fácil este tipo de liderazgo, pero tampoco es imposible no
alcanzarlo. No olvidemos que todo se aprende en esta vida.
Además,
este tipo de liderazgo se fortalece con el tiempo y hasta se perfecciona.
Quienes desarrollan el liderazgo motivador, generalmente tienen el éxito
garantizado, pero el éxito no los signos exteriores de riqueza, sino de la
riqueza del alma y del estilo que promociona en la vida.
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