El autor de la nota. |
Por César Sánchez Martínez / LIMA
¿Qué es liderazgo, o, mejor dicho, qué es
un líder? Hay diversas interpretaciones y conceptos para definir qué es
liderazgo, casi todas definiendo a una persona que está por encima de todo y de
todos. Por ejemplo, un capitán que da órdenes y
los subordinados le siguen porque consideran que es lo correcto. También, un
guía que dirige al grupo y que tiene una visión distinta a los demás. Incluso,
hay quienes creen que mitológicamente es un “dios” que viene a ayudar a los
mortales. Un fuera de serie. En un mundo que vive en constantes cambios,
sumado al desarrollo de las nuevas herramientas tecnológicas de comunicación e
información, quien tiene éxito en una determinada empresa es considerado un
líder, sin entender muchas veces que el éxito no viene sólo, sino que está
acompañado de otras fuerzas, ideas y sueños y hasta vicisitudes. Existen
algunos “líderes” que han robado las ideas de sus jóvenes gerentes o
colaboradores para hacerlas suyas, como se suele hacer en el ámbito de las
tecnologías de la información.
En realidad, el liderazgo no tiene nada que
ver con la fama, popularidad, puesto, responsabilidad, autoridad, dinero y
estatus económico o social. El liderazgo trasciende a esos conceptos, tanto en
teoría como en práctica.
Algo que equivocadamente se viene
desarrollando en el ámbito empresarial es que una persona que logra éxitos,
muchas veces mediáticos, es ya un “líder”, ignorando su conducta y ejemplo para
los demás. Un gerente puede ser exitoso porque aplica determinadas estrategias
de ventas, producción o comercialización, y ser al mismo tiempo, una persona
déspota y malcriada con los subordinados. ¡Esa persona no es un líder! Porque
el liderazgo es proactivo y nunca proclive. Entendemos por “proclividad” a la
inclinación hacia algo malo o incorrecto.
¿Tiene el liderazgo algunas
características? ¿Se puede distinguir al líder en las organizaciones? El
liderazgo tiene en su naturaleza misma semillas como la confianza, la iniciativa,
el orden y los controles internos. También la vitalidad, el buen gobierno
corporativo, el conocimiento de las tecnologías de la información, la metodología
y el buen uso de las herramientas de gestión. Obviamente, estamos hablando de
un liderazgo orientado hacia la organización empresarial.
Pero también, el líder tiene valores y
principios innatos, inherentes a su naturaleza como la transparencia, autoridad,
entusiasmo, entrenamiento, lealtad, empatía y simpatía. Todo ello se aprende en
el camino, aunque en algunas personas, es más fácil detectarlo aún desde niños.
En la vida todo se aprende.
Una persona que sabe tomar buenas decisiones,
es segura, pone pasión a lo que hace, es disciplinada y delega funciones, está
en camino a convertirse en líder. Si a ello agregamos que es solidario,
colaborador, sabe evaluar aún a sus competidores, tiene conocimiento de los
mercados, del producto y servicio, es seguro que ya sea un líder, no tanto por
el conocimiento, sino por el conjunto de virtudes que hablan a su favor.
En principio el liderazgo comprende
seguidores, pero no cualquier seguidor tipo borrego, sino discípulos. Es un ejemplo de vida para quienes lo siguen. Es
lamentable que hay seguidores que siguen lo incorrecto.
Asimismo,
un líder es un emprendedor, pero
un emprendedor, no necesariamente es un líder. Una persona puede tener una
posición de jefatura o gerencia, pero eso no lo hace un líder. Podrá tener la
autoridad laboral, pero no el liderazgo sobre los colaboradores o subordinados.
El liderazgo es
básicamente influencia y si nos referimos al quehacer emprendedor, debemos
remitirnos necesariamente al conjunto de características que definen a un
emprendedor exitoso.
El liderazgo
emprendedor es una dimensión “especial”
donde la influencia, la vocación de servicio, el ejemplo, la visión de
futuro y el trabajo en equipo confluyen. También la solidaridad, puntualidad, responsabilidad
y ante todo la verdad, forman parte de una unidad. Es como una naranja, una
sola fruta, pero si se saca la cáscara, hay partes que suman una unidad. Por
esa razón, el liderazgo será siempre una dimensión
espiritual (de
espíritu, no de religión).
La filosofía del liderazgo está basada en la
inspiración y no en la experiencia. El verdadero líder inspira a sus
seguidores. La experiencia en el campo de los negocios puede ser excelente, pero
no inspiradora. Hay otros elementos para tomar en cuenta.
El liderazgo no es
el estilo, ni la técnica, ni la metodología, sino el carácter, esa es la
verdadera prueba de un correcto y buen liderazgo en el ámbito emprendedor. El
verdadero líder es un ejemplo a seguir. En el mundo de los negocios cuando eso
existe, se traduce en: Excelencia empresarial.
Un emprendedor
está llamado a ser un líder en todo el sentido de la palabra.
El liderazgo se aprende,
no se nace con ello. Obviamente se requiere desarrollar una serie de
habilidades: liderar, comunicar, negociar, delegar, motivar, asistir, enseñar,
desarrollar equipo, resolver conflictos, evaluar, reclutar, etc.
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