martes, 5 de mayo de 2020

¿CÓMO SUPERAR LA ANGUSTIA EN TIEMPOS DE CRISIS?

JANET MOGOLLÓN PÉREZ

Por JANET MOGOLLÓN PÉREZ / Lima

 RELIGIÓN  Cuando se vive situaciones difíciles viene muchas veces la angustia en las personas. Una amenaza, un dolor profundo, una pérdida de un ser querido, una tragedia, etc., produce en las personas un dolor intenso que se traduce muchas veces en angustia o en miedo frente a las circunstancias antagónicas. Viene un temor natural y otros sentimientos que inundan la vida de la persona afectada. Sin embargo, la Biblia, la Palabra de Dios, dice en 1 Pedro 5:5 “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”¿Qué nos dice este versículo? Nos afirma que debemos echar todas nuestras cargas, dolencias, miedos y temores en Dios. ¿Porqué? Simplemente porque nuestro Dios tiene cuidado de nosotros.
Nos va a cuidar, nos protege. Está al tanto de nuestras vidas. Es una promesa, y Dios no es hombre para que se arrepienta o mienta. Si él lo prometió, así lo hará.
Se puede vivir los tiempos más difíciles y complejos. El miedo puede rodearnos y hasta hacernos temblar ante situaciones adversas. En tiempos de crisis, sólo con pensar qué pasará después o que vendrá, se transforma en una preocupación casi natural.
La crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus COVID-19 es un peligro latente. Antes de lejos nos enterábamos de tales o cuales, muertos en cierto lugar, eran sólo estadísticas; pero ahora esos números tienen nombres y apellidos, porque la muerte se llevó a un familiar cercano, amigos, amistades del barrio, compañero de trabajo o simples conocidos del barrio. Esa realidad es una preocupación que nos lleva a la angustia.
Pero no solamente la muerte o el contagio, algunos han perdido sus trabajos y ahora están desempleados, a otros se les recortó los sueldos o simplemente los mandaron a sus casas sin goce de haber; eso también genera angustia, sin contar otro tipo de desgracias o situaciones adversas como contagios, enfermedades preexistentes, emergencias médicas etc.
Hay un temor, casi natural. No obstante, la Biblia nos dice que Dios ha prometido ayudarnos, y aunque no veamos la solución en el corto plazo, la mano de Dios no se ha acortado. Es una promesa y Él cumplirá sus palabras.
PROPÓSITO
Hay un propósito. No hay nada que salga fuera de la voluntad de Dios. El mismo conoce la situación y nuestra vida, y constantemente nos está comunicándonos un mensaje mediante personas, circunstancias o hechos de la vida. Además, tenemos la Palabra más segura, la Biblia que realmente cambia vidas.
Nuestra confianza debe estar puesta en Dios. El Creador mismo, desea que abramos nuestro corazón y empecemos a confiar, pero no de boca o palabra, sino, de hecho, de acciones. Poner toda nuestra plena confianza en el Señor. Poner todas esas emociones y sentimientos en las manos del Creador de los cielos.
Si recordamos la experiencia de Jesús en el huerto Getsemaní, en el Monte de los Olivos, vemos lo que dice la Biblia. Jesús se angustió en gran manera, tuvo un dolor intenso, a tal punto que lo expresó a su Padre con estas palabras: “Si puedes, pasa de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22:42).
Ahí vemos a Jesús, 100% Dios y al mismo tiempo 100% hombre. Es decir, que Dios conoce el dolor humano en toda su dimensión. Sabe del dolor humano y conoce nuestra realidad. El no es un Dios indiferente al dolor. Desea que nosotros le busquemos.
El Salmo 1:3 dice con relación al hombre que mantiene una íntima relación con Él: “Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.
¿Qué nos dice este versículo? Dios quiere que seamos como ese árbol que se nutre de las frescas aguas, que en su tiempo brota sus hojas y constantemente tiene agua, por la cercanía a las corrientes de aguas.
De la misma manera, cuando una persona vive en paz y en armonía Dios es, precisamente, como ese árbol fresco y fuerte. Dios quiere como proveernos de esa agua fresca en los tiempos buenos y difíciles. Pueden venir muchas pruebas y dificultades, pero la persona que vive en íntima comunión con Dios, siempre será como el árbol robusto y verde, alimentado siempre de frescas aguas. Que nuestra fe no desmaye.
Dios sigue siendo el mismo de antes. En ningún momento abandonará a sus hijos, si realmente lo son. Que la Palabra de Dios, la Biblia, penetre en su vida porque ella cambia vidas.

JANET MOGOLLÓN PÉREZ es psicoterapeuta en Consejería y Orientación Familiar. Trabajó durante más de seis años con adolescentes, y en los últimos tres años lo hace con profesionales y jóvenes mayores. También es integrante del Ministerio de Profesionales y Jóvenes Mayores PABLO de la Primera Iglesia Bautista del Callao.

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