Por JANET MOGOLLÓN PÉREZ / Lima
La educación es una herramienta del éxito y
de la superación personal, y, por ende, de la sociedad. Cuando en un centro de
estudios o institución académica, se inician las clases, no es que están
empezando los períodos educacionales, sino que se están colocando las bases
para el futuro del estudiante. De ahí que la educación es fundamental para el
niño, el futuro ciudadano.
Es bueno recordar que la educación no es un
requisito, sino la llave para superarse, aprender y entender las cosas que nos
rodean y, al mismo tiempo, la oportunidad de avanzar en nuestra vida personal y
profesional. Nunca olvidemos que estudiar realmente no es un deber, es un
privilegio que tenemos todos los seres humanos. Obviamente que, en los estados,
deben elaborar políticas públicas para que eso se haga realidad.
Todos los ámbitos educativos deben llegar
al nivel de excelencia, porque eso significa una mejora continua. Cada centro
de estudios debe aspirar a seguir mejorando en todo y eso es bueno, porque
estimulará a sus estudiantes, a seguir el camino de la excelencia. De ahí la
necesidad que tiene el Estado para participar activamente en facilitar que los
centros de educación superior y de formación profesional sean adecuadamente
acreditados y evaluados constantemente.
Perú puede alcanzar un alto nivel de
desarrollo social, si sus habitantes logran también una adecuada formación
académica. Para ello se requiere que se trabaje desde las escuelas de
formación. Las nuevas generaciones de peruanos deben ir transformándose al
compás de los tiempos, tal como cambian las tecnologías de la información y
comunicación, los estudios globales y las modernas técnicas que se imparten en
las universidades y centros superiores de estudios.
Un aspecto muy importante es que quienes
están en el control político, deben coordinar con los empresarios para ver qué
se necesita en el país. Hay carreras y programas académicos que algunas
ciudades no requieren para su desarrollo, cuando la necesidad es otra. Hay lugares
donde se requiere mano de obra calificada y especializada.
Si sabemos hacia dónde va el Perú, entonces
debemos saber qué se necesita para lograr esa meta. De ahí la imperiosa
necesidad de coordinar con las empresas acerca de las nuevas necesidades que
tendrán en el futuro cercano. Perú no puede quedarse en la exportación de
materias primas. Urge que esos productos sean manufacturados e
industrializados, pero ello requiere industrias y manos de obra calificada y
técnica.
Es importante, entonces, asegurar la
calidad, mediante la acreditación que siempre será temporal, porque con el
transcurrir el tiempo, todo cambia y evoluciona. Hay institutos técnicos que
siguen enseñando mecánica y electricidad con equipos de los años setenta,
cuando ahora hasta para abrir las compuertas de agua para terrenos agrícolas se
hacen mediante computadoras y se sabe qué cantidad de agua se necesita y en qué
lugares se requiere regar más. Las tecnologías están en todos los ámbitos del
quehacer humano.
Las universidades deben tener profesores a
tiempo completo que hagan y promuevan la investigación. Algunas universidades
se jactan de tener más de 500 profesores a quienes les pagan por hora, pero qué
enseñan, solamente los cursos que demanda el tiempo de horas. Cuando hay
investigación, hasta los alumnos están involucrados en los estudios y eso se
hace con mayor inversión en las universidades.
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