JUAN MANUEL RUIZ |
INTERNACIONAL Economistas
que participan en la 50ª Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos
(FELABAN) que se realiza en Buenos Aires, pronosticaron un “crecimiento en América Latina,
pero gradual y sujeto a grandes riesgos” relacionados con la incertidumbre
mundial, y señalaron que “la consolidación fiscal requiere financiamiento
durante la transición y que las políticas fiscales acompañen a las
políticas monetarias”.
Así lo indicaron
Juan Manuel Ruiz, de BBVA; Javier Finkman, del HSBC; y Ricardo Bebczuk, del
Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) en Argentina, durante el
panel “Tendencias macroeconómicas mundiales y su impacto en la región”,
de la 50º asamblea anual de
FELABAN.
Ruiz hizo hincapié
en el escenario internacional y su impacto en América Latina, y dijo observar “datos positivos pero riesgos significativos, el comercio está tomando un
poco más de dinamismo, en los últimos trimestres, pero crecimiento
lento”.
Además, Ruiz explicó que “los Bancos Central de las
economías desarrolladas buscan ser cautelosos respecto a en qué medida y a qué
ritmo van retirando el estímulo monetario que pusieron en marcha en los últimos
7 años”.
“La cautela ha permitido apoyar el crecimiento a
nivel global y siguió empujando las economías regionales. Las economías
emergentes como China y otras empiezan a ver signos de estabilización y menos
riesgos en el corto plazo, y la recuperación del crecimiento en otras economías
grandes como la de Brasil”, agregó.
Observó “riesgos elevados” en el proceso del Brexit
europeo y otros que se intensificaron, “como la incertidumbre en EE.UU. con lo
que sucederá en las elecciones”.
Ruiz continuó hablando del crecimiento mundial, y
en términos de datos sostuvo que “en el segundo semestre de este año hubo un
crecimiento alrededor del 3%, en 2017 se espera un 3,2%, crecimiento razonable
pero más bajo de lo que hubiéramos esperado para una economía mundial que sale
de una crisis como la del 2008”.
Aseguró luego que “la recuperación va a ser gradual
porque hay tres temas pendientes”, y los enumeró: “Primero, las bajas tasas de
interés; estamos viendo signos de que esas políticas expansionistas están
alcanzando los límites de efectividad y aumentando los costos. En segundo
lugar, la necesidad del debate abierto de que las políticas fiscales acompañen
a las políticas monetarias para apoyar el crecimiento mundial. Y por último, el
comercio mundial no es tan dinámico, especialmente entre comercio y crecimiento
mundial”.
El economista del BBVA concluyó que “la
recuperación del crecimiento va a ser gradual hacia adelante, lo cual es muy
importante para América Latina que va a basar su crecimiento en ese dinamismo”.
Con respecto a la región, vaticinó que “en términos
de materias primas, el petróleo, la soja y el cobre van a tener una
recuperación gradual de los precios, pero no va a alcanzar los niveles de
2012”.
Se refirió a China como un actor “muy importante
para América del Sur”, que va a mostrar “datos positivos, con un 6,6% de
crecimiento”. “Los riesgos de una desaceleración brusca ha disminuido, pero lo
que sigue preocupando son los riesgos a medio plazo para lidiar con el
endeudamiento corporativo y el sector empresarial público, el mercado
inmobiliario, y todo lo referente al sistema bancario paralelo en China”.
Con respecto a EE.UU., expuso que “los datos
recientes fueron desalentadores en crecimiento, débiles en la primera mitad del
año, con 1,6% este año. Tenemos serias dudas del crecimiento de la
productividad a medio plazo”.
“En América Latina las señales son positivas,
estamos viendo los primeros signos de un punto de inflexión en la región”,
dijo, y aseguró que luego de “4 años de desaceleración continuada, a partir del
2017 veremos un crecimiento del 1,5%, y en 2018 del 2%”, aunque expuso que “los
indicadores de confianza muestran a los productores muy deprimidos, por debajo
de 50%”.
PERÚ Y ARGENTINA
Presentó la situación país por país, y destacó que
“en los países donde se ha levantado incertidumbre en el ámbito político es
donde más afectó a los indicadores de confianza”.
Por su parte, Ruiz destacó que “en términos de
tasas de crecimiento las que veremos en Perú y Argentina son las mayores de la
región”, y concluyó: “en América Latina va a haber un crecimiento gradual y
lento, comparado con el crecimiento de las economías desarrolladas, sujeto a
grandes riesgos, con la mayor parte de los países con un crecimiento lento en
comparación con sus potenciales, y dejando atrás esos momentos de alta
inflación”.
A su turno, Finkman, del HSBC, se enfocó en los
ingresos, y afirmó: “Hay dos trampas que surgen a partir de la medición de los
salarios en índice de precios, deflactar los salarios por dólares, que es una
forma de aproximarse a la competitividad”.
“Los salarios en
dólares en la región aumentaron mucho, en Argentina y Uruguay más del doble,
pero cuando se los mira deflactados por el índice de precios de alimentos, los
salarios no subieron y en muchos casos cayeron en los últimos 10 años”, alertó.
Afirmó que “esto
genera dos trampas y restricciones a la política económica, la de la
competitividad y la fiscal”.
Por lo tanto, “los
países tuvieron que implementar políticas sociales que llevaron a aumentos
estructurales del gasto público”.
“En buena medida
tiene que ver con salarios que en alimentos no subieron y reflejan el poder
adquisitivo de los sectores más vulnerables que son la causa de esas políticas
que no nos permiten avanzar con la consolidación fiscal”, resumió.
Con respecto al
caso específico argentino, el economista dijo que “cuando uno mira este año de
Gobierno, la cantidad de reformas son impresionantes”.
“Esta economía
tenía una oferta de pesos en exceso de más de 100 mil millones y hubo que
reducirlo; los pasos hacia las metas de inflación; acuerdo con los holdouts y
la salida del default; el ajuste de tarifas, entre otras, comprenden una gran
agenda de reformas”, elogió la gestión de Mauricio Macri, pero reconoció que
“tienen costos políticos y económicos”.
Por otro lado,
analizó que “no tuvimos mucha consolidación fiscal y la recesión es más fuerte
de lo que habíamos anticipado, lo cual “plantea desafíos que la política tiene
que manejar: inflación, recesión, inercia inflacionaria, el gradualismo fiscal,
la dependencia en los mercados financieros, y tener menos apoyo político
sabiendo que el oficialismo no domina ambas Cámaras en el Congreso”.
Alertó que, a pesar
de que “la recesión continuó hasta el 3er trimestre, hay todavía baja
utilización de la capacidad instalada, que demora la recuperación de la
inversión”. “La recuperación viene siendo más larga y la contracción más
profunda” subrayó.
Finkman consideró
reducir la inflación como “uno de los desafíos más importantes”, y llegar a
“consolidarla debajo de lo que fue la tendencia del 1,6% mensual”.
Con respecto a “la consolidación
fiscal”, dijo que “es muy limitada”, y “la necesidad de financiamiento de 2017
es más alta que este año”.
“El posicionamiento
de Argentina en los portafolios de los inversores va a ser mayor y también los
rendimientos de deuda impartida van a ser menores”, aseveró.
El economista Jefe
del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) en Argentina, Ricardo
Bebczuk, realizó un análisis de cómo afectó el contexto macroeconómico al
sistema financiero antes y después de la crisis del 2008, y sostuvo que hubo
tres cambios esenciales: “menor tasa de crecimiento económico que perdura por
la crisis, tasas de interés bajas en muchos países en términos reales y aumento
exacerbado de incertidumbre a nivel macro”.
Estos tres cambios
esenciales tuvieron un impacto en el ahorro, Bebczuk estudió el mismo: “Si el
tamaño del sistema financiero depende de ese ahorro, las condiciones lo
afectaron: la menor tasa de crecimiento redundó en una menor tasa de ahorro.
Tasas de interés negativas también derivaron en menor tasa de ahorro, aunque
eso es una duda que tenemos los economistas porque los estudios muestran que el
ahorro no es demasiado sensible a esa tasa”.
“Para el mundo la
tasa de ahorro antes y después de la crisis no cambió demasiado: 25,1% a
24,6%”, graficó el economista.
“En los países de
ingreso medio hay un leve incremento. En cuanto a depósitos, las tasas de
ahorro estables no han mellado la capacidad del sistema financiero de atraer
depósitos. Ha habido crecimiento neto de los depósitos bancarios comparando el
antes y después de la crisis”.
Pero alertó que se
debe tener en cuenta al “ahorro privado”, ya que “solo se lo asocia a las
familias pero las empresas también lo hacen para financiar la inversión
productiva”.
Especificó que
“solo el 4.8% del ahorro familiar va al sistema bancario que en el caso de las
empresas llega al 3%, en América latina.
“La relación
crédito privado sobre PBI, en algunos países se ubica en un 30% y en otros en
130%, dependiendo de que la macroeconomía sea sólida”, explicó y dijo que “si
comparamos a Argentina con los países de ingreso alto, en la actualidad el
crédito sobre PBI ronda el 13%” y que “si la tasas de crecimiento se mantuviera
en 5% durante 15 años subiría al 20%”.
“Nuestros bancos
siguen siendo muy líquidos, las disponibilidades son bajas pero si sumamos los
títulos llegamos a casi un 40% de los activos; la contracara es la proporción
baja de crédito del balance de los bancos”, alertó.
Reveló un “debate
entre demanda y oferta de crédito bancario”, ya que aunque “apenas el 47% de
los activos bancarios toman la forma de préstamos y surgen oportunidades
críticas en la que los bancos no quieren prestar, hay que mirar la oferta y la
demanda: es innegable que no hay suficiente”.
El economista
presentó una información del Banco Mundial, surgida de encuestas de
financiamiento a empresas alrededor del mundo, y mostró que “por cada 100 pesos
que se invierten 70 provienen de la propia empresa. Esto sucede porque los
fondos propios son la forma más económica de financiarse.
“El error en esa
evaluación es que se les pregunta a las empresas si consideran a la falta de
financiamiento como obstáculo. 31% afirman que sí. Solo usan 17% del crédito
pero alegan tener problemas de financiamiento, hay una deficiencia de demanda,
tanto para empresas grandes como pequeñas”, especificó.
“Apenas el 28% de
las empresas Pymes usan crédito. Al preguntarles si la falta de financiamiento
es un obstáculo, el número es el 15%”, concluyó.
El panel contó con la
moderación de Silvia Pavoni, editora de economía de la revista The Banker, del
Financial Times.
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