Por César
Sánchez Martínez / LIMA
Un líder debe ser inspirador. Es el que predica con
sus hechos y deja ejemplo para que otros sigan su camino. Deja huella en los
seguidores que buscarán emular el modelo. Cualquier persona que se cree líder no necesariamente
inspira, precisamente porque no es líder. Puede saber mucho, tener experiencia
y poseer un alto cargo en la organización, pero no es líder. La inspiración viene con el liderazgo. Hay personas que
tienen mucha experiencia en determinada especialidad, poseen el más alto cargo
y tienen amplios conocimientos del tema, pero no inspiran, los subordinados obedecen
por otras razones como el miedo, agradecimiento o responsabilidad, pero no por
inspiración. La inspiración es como la poesía, no todos la
poseen. Es un don que se hace notorio con el trabajo en las personas.
Conocí a una persona que se cree líder. Ha escrito
algunos libros sobre el tema y es un académico de renombre. Lo invitan a dar
conferencias sobre “liderazgo”. Probablemente, las personas que no la conocen íntimamente
podrán ser sorprendidos por sus enseñanzas y hasta creer en él. Pero quienes lo
conocen saben que es un ser pobre de espíritu que lo único que tiene es dinero,
nada más.
La inspiración no nace del conocimiento o
experiencia, nace del corazón mismo. No de la masa cardiovascular, sino del
centro del ser humano. ¿Han visto a personas que sus vidas trascienden, aún
cuando ya no están con nosotros? Esas personas inspiran. Por eso, la inspiración
y la integridad van de la mano.
Se predica con el ejemplo. Hay un adagio popular que
reza así: “Tus hechos hablan tan fuerte que no me permiten escuchar lo que
dicen tus palabras”. La inspiración no es misticismo y menos religiosidad.
Se dice que un líder inspirador hace realidad sus
sueños, ¿pero qué tipo de sueños? Por ejemplo, tenemos miles de emprendedores
que empezaron desde abajo e hicieron realidad sus sueños. De ambulantes, ahora
son prósperos empresarios. ¿Ellos son líderes? No necesariamente.
Muchos emprendedores exitosos son simplemente eso,
exitosos. Sólo tienen dinero, nada más. Nunca trascenderán. Pero si el
emprendedor exitoso deja una huella en otras personas que anhelan alcanzar sus
horizontes, estilo de vida y calidad de gente, probablemente estamos frente a
un líder.
Pero si notamos que el egoísmo, envidia, mal
carácter, rencor, venganza, chisme y otras cosas negativas que priman en la vida
del supuesto “líder”, lo mejor es alejarse de esas personas que no edifican,
sino destruyen.
Los líderes inspiradores, no necesariamente son
emprendedores o están involucrados con los negocios, pueden dedicarse a otras
actividades o quehaceres. Puede ser un maestro, policía, sacerdote, ama de
casa, cocinera, vendedor de diarios, taxista, carpintero, pastor, estudiante,
etc.
La inspiración transmite ideas para los demás y caminos
por donde deben transitar los seguidores, quienes al final de todo, serán la
continuidad y reflejo de los líderes. Alguien que no inspira, mejor quédese
donde está y no intente creerse líder porque fracasará y su vida misma lo
delatará.
El liderazgo no es fácil, ni se nace así. Se va construyendo
en la vida. Se puede nacer con ciertas cualidades o habilidades, pero básicamente,
el liderazgo se perfecciona con los años, pero sirviendo a los demás. Estando
al servicio de los otros es donde se descubren talentos, dones, cualidades y
habilidades, virtudes que servirán para formar un carácter y para proyectar la vida
mediante la inspiración hacia los demás.
Nunca olvidemos que, si somos líderes, una de las
características es que tenemos que ser de inspiración para otros.
Inspiración y motivación
No confundir
inspiración con motivación. Una persona puede motivar a otra, como ocurre con
los “grandes gurús” de la administración moderna y “liderazgo” en estos
tiempos. Hablan bonito, pero ni ellos mismos creen en su palabra. Sólo se les
escucha y la motivación dura sólo algunos días, después todo vuelve a ser
normal.
La
inspiración es diferente. Si bien es cierto está en el líder, éste transmite su
inspiración hacia los otros. Son otras personas, quienes desean seguir sus
pasos y ejemplo, continuar por sus proyectos, porque están convencidos que eso
funcionará. La motivación fluye de uno hacia los demás. La inspiración es “reclamada”
por los demás y exige un estilo de vida consecuente con las palabras que son
dichas.
Existen buenos
resultados de la inspiración. No olvidemos que la inspiración alienta para que
otras personas traten imitarnos, busquen el camino que estamos construyendo.
Cada persona, va construyendo un camino en su vida. Uno mismo no se da cuenta a
veces, pero ese camino es notorio para los demás, quienes tratarán de caminar
por allí, si realmente las vidas han impactado en ellos.
Hemos
afirmado que un líder predica con el ejemplo. De eso se trata la inspiración.
Son las obras que quedan las “hablarán” después y generará un movimiento de
seguimiento en los demás.
CÉSAR SÁNCHEZ MARTÍNEZ (Lima, 1957) es periodista y
escritor. Especializado en Economía, Liderazgo y Ciencias Bíblicas, tiene
publicados más de mil artículos en temas de su especialidad.
Correo: cesarsanchez05@gmail.com
WhatsApp: 9-4917-2202
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