JANET MOGOLLÓN PÉREZ |
La pandemia
ha generado que diversos trastornos psicológicos en América Latina y el Caribe
aumenten y limiten el buen desempeño de algunas personas. La
prevención, atención y rehabilitación de personas afectadas por trastornos
mentales constituyen un problema sanitario creciente en la región. Para poder hacer frente a la creciente carga sanitaria
de las enfermedades mentales en esta parte del hemisferio, es menester entender
su prevalencia y la atención para atender a las personas en el momento
oportuno. Frente a la crisis emocional que está dejando la
pandemia, se busca examinar las tasas de prevalencia basadas en los respectivos
estudios epidemiológicos y revisar los datos disponibles sobre el uso de los
servicios de salud mental, para tener una idea exacta de la magnitud del
problema que ya viene causando estragos en la población regional.
Diversas investigaciones ya empezaron y para cumplir éstas con los objetivos se escogieron los trastornos siguientes, que si bien es cierto
no están directamente vinculados con el coronavirus COVID-19, la salud mental de
algunas personas si se han visto agravadas por la crisis sanitaria global. Los
trastornos son:
·
La psicosis.
·
La depresión mayor
·
La distimia.
·
El trastorno bipolar
·
El trastorno obsesivo-compulsivo.
·
Los trastornos de ansiedad.
·
El abuso y dependencia del alcohol.
·
El abuso de las drogas.
Es importante destacar que como resultado a las implicaciones
sanitarias se examinaron las tasas de prevalencia correspondientes a períodos
específicos, como, por ejemplo, la tasa de prevalencia actual correspondiente
a la observada solo en el tiempo de aislamiento social. Aquí la angustia, el
miedo y la incertidumbre de qué pasará después, impactó en distintos casos. La
pandemia ha dejado una secuela de distorsiones que se derivarán en otras
enfermedades. Hubo gente desesperada ante la muerte, contagio y coyuntura
social.
También se consideró la tasa de prevalencia
correspondiente al año anterior, para comparar casos. Obviamente, antes no hubo
pandemia y es de suponer que los nuevos casos es resultado de la situación
actual.
Como resultado de los casos presentados, existe una prevalencia
actual que revela que muchas personas están en riesgo y necesitan atención médica.
Aquí la situación se pone más compleja, porque en el caso peruano, la mayor
parte de los centros de salud se han enfocado en la atención de la pandemia, y
las clínicas que, si atienden, algunas de ellas, han elevado sus costos de
atención, dejando desamparadas a muchas personas.
RESULTADOS
No debemos negarlo. En la actualidad existe una carga
de enfermedades mentales.
La psicosis no afectiva y la esquizofrenia se observaron
en el 1.4% (media) a 1.6 % (mediana) de la población en algún momento de la
vida, antes de la pandemia. Es de suponer que estos porcentajes se han
incrementado. Aún no termina la crisis sanitaria. No se pueden obtener conclusiones
por ahora. Eso se puede analizar meses después. Que hay casos mayores y nuevos,
eso es una verdad. El propio estrés y el confinamiento, ya son indicadores de
lo que está ocurriendo en la actualidad.
Asimismo, la depresión mayor que mostraba una prevalencia
media de 8.7%, 4.9% y 4.3% en algún momento de la vida, en la actualidad, no es
la misma. Se debe considerar que esta depresión fue casi el doble en las
mujeres.
En el caso del trastorno bipolar la tasa de prevalencia
de vida tuvo una media de 1.4%.
Los trastornos de ansiedad mostraron una alta prevalencia
en la población y fueron más frecuentes en mujeres que en varones. En este
caso, también habría que considerar los nuevos porcentajes derivados por la
pandemia.
Algo interesante en América Latina y el Caribe es que
la crisis de pánico nuestra una tasa de 1.6%. Este trastorno que afecta más a
mujeres, ha sido el más solicitado en las dependencias médicas que atendían
casos fuera de la pandemia.
En conclusión, debemos advertir, sin temor a
equivocarnos, que los trastornos que afectaron al mayor número de adultos fueron
la depresión mayor, la distimia, los trastornos de ansiedad generalizada y el
abuso del alcohol.
Una verdad que muchas veces se quiere ocultar es que
en América Latina y el Caribe la brecha de los trastornos mentales es muy grande.
Aún no hay estudios completos sobre el tema, sólo aproximaciones, pero la
realidad la vemos en la familia y en el entorno que vivimos.
En la actualidad, hay personas que necesitan tratamiento
y por las razones explicadas, no lo están recibiendo. En ese sentido, las
administraciones gubernamentales hacen poco para mitigar esta realidad, o
simplemente lo ignoran. Ya veremos a la siguiente generación que aparecerá con
secuelas y consecuencias de la pandemia.
Esta realidad nos señala que existe una gran necesidad
y que, a medida que aumente el número de personas con trastornos mentales, también
se tendrá que usar nuevas metodologías para los tratamientos, porque el objetivo
es brindar un mejor servicio y atención a estas personas.
Prevenir antes que
lamentar
Existen niveles de
atención, de prevención y atención primaria de la salud que se deriva en la
atención primaria, secundaria y terciaria.
La atención
de prevención primaria de la salud es implementar y desarrollar mejores
estrategias para buscar la salud y el bienestar de las personas y su entorno, y
éstos se pueden clasificar en:
Atención
Primaria: Ejemplo consultorios, policlínicos y centros de salud.
Atención
Secundaria: Consulta Interna, Psicología.
Atención
Terciaria: Centros más especializados.
La pandemia ha agravado algunos trastornos y lo que se requiere es la promoción de la salud mental, que es un proceso
que tiene por finalidad un mayor control en el bienestar de la salud.
Se afirma
que “la prevención de la salud son acciones que se aplican para evitar el
proceso de una enfermedad o problema de salud y este tenga mayor riesgo”. En América
Latina y el Caribe, existen cuatro trastornos son relevantes:
·
Trastorno
bipolar.
·
Depresión
mayor.
·
Dependencia
del alcohol.
·
Trastorno
de ansiedad.
¿Cuál es la
diferencia entre salud mental y trastorno mental? La salud mental es aquella
cuando la persona materializa sus capacidades y es capaz de enfrentar cualquier
situación. El trastorno mental es un desequilibrio emocional que viene
acompañado de diversos síntomas (sentimientos, emociones, relación con otras
personas, etc.)
Todo ello
tiene implicaciones en las dimensiones de la salud como son:
·
Salud
mental.
·
Salud
espiritual.
·
Salud
social.
·
Salud
física.
·
Salud
emocional.
Para ello se
tiene que prevenir la enfermedad y promocionar la salud, que no son otra cosa
que reducir los riesgos de la enfermedad y disminuir las complicaciones de la
misma.
JANET MOGOLLÓN PÉREZ (Piura, 1969) es psicoterapeuta en
Consejería y Orientación Familiar. Ha escrito y publicado artículos y
comentarios de su especialidad en diversos periódicos y portales periodísticos.
Trabaja más de nueve años con adolescentes, y en los últimos tres años, también
lo hace con profesionales y jóvenes mayores.
janetmogollon@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario